Camilo y el mono vegetariano


Camilo era un niño muy alegre y curioso. Le encantaba ir al jardín para jugar con sus amigos y aprender cosas nuevas cada día.

Después de una mañana llena de diversión, Camilo regresó a casa para almorzar con sus papás. "Mamá, ¿qué vamos a comer hoy?", preguntó Camilo mientras se sentaba en su silla alta en la mesa del comedor. "Hoy vamos a comer arroz con pollo y verduras", respondió su mamá sonriendo. Camilo frunció el ceño.

"Pero no me gusta el brócoli", dijo haciendo puchero. "Quizás puedas probarlo otra vez hoy, nunca sabes si te gustará esta vez", sugirió su papá.

Después del almuerzo, Camilo fue a cepillarse los dientes junto a su mamá antes de dormir la siesta. A él le encantaba imitarla mientras ella le enseñaba cómo hacerlo bien. "Recuerda cepillarte todas las partes de tus dientes: arriba, abajo y detrás", le recordó su mamá mientras se lavaban los dientes juntos.

Camilo asintió con entusiasmo y continuaron cepillándose hasta que ambos estuvieron seguros de que sus dientes estaban limpios y brillantes como diamantes. Mientras Camilo estaba durmiendo la siesta, sus papás tuvieron una idea emocionante.

Decidieron llevarlo al zoológico por primera vez esa tarde cuando despertara. Cuando Camilo se despertó de la siesta, sus papás lo sorprendieron diciéndole que iban al zoológico. Sus ojos se iluminaron de emoción y no podía esperar para ver todos los animales.

Cuando llegaron al zoológico, Camilo estaba tan emocionado que no sabía por dónde empezar. Vio leones, jirafas, elefantes y muchos otros animales increíbles. Pero lo más emocionante fue cuando vio un mono comiendo brócoli.

"Mira mamá, el mono está comiendo brócoli ¡como yo hoy en el almuerzo!", exclamó Camilo con una sonrisa enorme en su rostro. Su mamá se rió y dijo: "Ves, nunca es tarde para probar algo nuevo".

Desde ese día en adelante, Camilo aprendió a ser valiente y probar cosas nuevas. Ya no temía comer verduras que antes no le gustaban e incluso encontraba nuevos alimentos favoritos.

Además, siempre recordaba cepillarse bien los dientes después de cada comida para mantenerlos sanos y fuertes como los de los animales del zoológico.

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