Camilo y la cumbre del nevado



Había una vez en el municipio de Güicán de la Sierra, un niño llamado Camilo que era conocido por ser un gran caminante. Desde muy pequeño le apasionaba recorrer los paramos y explorar los ríos de su región.

Un día, decidió emprender una travesía hacia el hermoso nevado que se alzaba imponente a lo lejos. Camilo se preparó con todo lo necesario para la travesía: comida, agua, abrigo y mucha determinación.

Durante días caminó sin descanso, enfrentando adversidades como fuertes vientos y terrenos difíciles. Pero él seguía adelante con valentía y perseverancia. Un día, mientras cruzaba un río helado, Camilo divisó a lo lejos el destello blanco del nevado.

Sus ojos se iluminaron de emoción al ver su objetivo tan cerca después de tanto esfuerzo. Sin embargo, aún le quedaba un largo camino por recorrer. - ¡Qué hermoso se ve el nevado! -exclamó Camilo emocionado.

Siguió avanzando con renovadas fuerzas hasta que finalmente llegó a los pies del imponente nevado. Quedó maravillado por su belleza y majestuosidad, sintiéndose pequeño ante tanta grandeza natural. - ¡Es increíble! Nunca imaginé que algo así existiera en nuestra tierra -susurró asombrado.

Pero justo cuando estaba a punto de alcanzar la cima, una fuerte ventisca azotó la montaña y lo obligó a detenerse. Camilo se sintió desanimado al ver cómo su meta parecía inalcanzable ahora.

Sin embargo, recordando todas las dificultades que había superado en su camino hasta allí, decidió no rendirse. Buscando refugio entre las rocas, esperó pacientemente a que la tormenta amainara. Finalmente, cuando el viento cesó y el sol volvió a brillar en lo alto del nevado, Camilo reanudó su ascenso con determinación.

Superando obstáculos y desafíos llegó finalmente a la cima donde pudo contemplar una vista panorámica impresionante de todo el valle y sentirse en la cumbre del mundo.

- ¡Lo logré! ¡Soy el rey de la montaña! -gritaba Camilo lleno de alegría y orgullo. Desde ese día, Camilo aprendió que con esfuerzo, valentía y perseverancia se pueden alcanzar grandes metas aunque parezcan inalcanzables al principio.

Y cada vez que miraba hacia el nevado recordaba la aventura vivida y se sentía inspirado para seguir explorando nuevos horizontes en busca de nuevas experiencias.

FIN.

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