Camino de la Verdad



Había una vez en un pequeño pueblo argentino dos amigas muy especiales. La primera se llamaba Verónica, pero todos la conocían como "La Verdad", y la segunda se llamaba Lucía, pero todos la conocían como "La Mentira".

Aunque eran muy diferentes entre sí, siempre estaban juntas y compartían muchas aventuras. Un día soleado, las dos amigas decidieron salir a caminar por el bosque que rodeaba el pueblo.

Verónica decidió vestirse con su mejor atuendo: un hermoso vestido blanco con detalles de flores y zapatos brillantes. Por otro lado, Lucía optó por ponerse ropa vieja y desgastada. Al adentrarse en el bosque, se encontraron con un cartel que indicaba dos caminos diferentes.

Uno de ellos llevaba a una hermosa cascada rodeada de mariposas multicolores, mientras que el otro llevaba a un oscuro pantano lleno de insectos peligrosos. Verónica miró hacia el camino de la cascada y dijo: "¡Vamos por aquí! Seguro será algo maravilloso".

Pero Lucía no estaba tan segura y respondió: "¿Estás segura? Tal vez sea peligroso". Verónica sonrió y le contestó: "Prefiero seguir mi intuición y ver lo bueno en cada situación.

Además, recuerda nuestro lema: "Mejor una verdad que no se vea bien que una mentira disfrazada de verdad"". Las dos amigas continuaron caminando hacia la cascada. El camino era empinado y lleno de obstáculos, pero Verónica seguía adelante sin rendirse.

En cambio, Lucía se quejaba constantemente y sugería tomar el camino más fácil. Finalmente, llegaron a la cascada y quedaron maravilladas por su belleza. Las mariposas volaban a su alrededor y el sonido del agua era relajante.

Verónica estaba feliz de haber seguido su intuición y disfrutar de ese hermoso lugar. Mientras tanto, en el otro camino, los insectos peligrosos del pantano comenzaron a atacar a Lucía. Ella intentó correr pero se tropezó con una rama y cayó al fango. Desesperada, gritó pidiendo ayuda.

Verónica escuchó los gritos de su amiga y rápidamente corrió hacia ella para ayudarla. Con valentía, logró sacarla del pantano y llevarla hasta un lugar seguro. Lucía estaba asustada pero agradecida por la ayuda de Verónica.

Después de esa experiencia, las dos amigas entendieron el mensaje detrás de su lema: "Mejor una verdad que no se vea bien que una mentira disfrazada de verdad".

La verdad puede ser difícil o incómoda en ocasiones, pero siempre es mejor enfrentarla con sinceridad. La mentira puede parecer más fácil o conveniente, pero solo trae problemas y consecuencias negativas. Desde aquel día en adelante, Verónica siguió vistiendo bonito como símbolo de autenticidad y honestidad.

Y Lucía aprendió que vestirse fea no podía ocultar sus mentiras ni cambiar quién era realmente.

Las dos amigas continuaron compartiendo aventuras juntas, confiando en la fuerza de la verdad para guiar sus pasos y valorando la importancia de ser sinceras consigo mismas y con los demás. Y así, Verónica y Lucía demostraron que siempre es mejor vivir en la verdad, aunque a veces no se vea tan bonita, que dejarse engañar por una mentira disfrazada de verdad.

FIN.

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