Caminos de Inclusión
En un mundo donde la diversidad era celebrada y la discriminación una palabra olvidada, la historia de Sofía comenzó a brillar con fuerza. Sofía, una joven con discapacidad visual, vivía en una pequeña ciudad donde la inclusión era el pilar de la sociedad. Su ciudad era conocida por su parque accesible, su escuela inclusiva y su comunidad unida.
Un día, Sofía decidió que quería participar en la competencia anual de carreras del parque, algo que había soñado desde pequeña. Fue a casa de su mejor amigo, Lucas, un apasionado del atletismo.
"¡Hola Lucas!", dijo Sofía, tocando suavemente la puerta.
"¡Sofi!" respondió Lucas abriendo la puerta con una sonrisa. "¿Qué te trae por aquí?"
"Quiero correr en la competencia del parque este año, ¡pero necesito tu ayuda!"
"¡Claro!" exclamó Lucas. "Me encantaría, pero ¿cómo vamos a hacerlo?"
Sofía pensó por un momento.
"Podríamos practicar juntos. Yo tengo la guía de mi perro, Tico. Él puede ser mi compañero de carreras."
"¡Eso suena genial!" dijo Lucas emocionado.
Así, comenzaron las tardes de entrenamientos. Sofía y Lucas corrían juntos en el parque, con Tico guiando a Sofía con sus saltos. Cada día, Sofía se sentía más segura y la confianza en sí misma crecía. Pero eso no pasó desapercibido. Algunos chicos de la escuela, liderados por un niño llamado Mateo, comenzaron a burlarse de Sofía.
"¿Jonás va a competir solo porque tiene un perro? ¡Es ridículo!" se reía Mateo, mientras sus amigos lo seguían.
"¡No es solo un perro!" respondió Lucas, defendiendo a su amiga. "Es su guía."
"¡Ja! Eso no es correr. Ella debería quedarse en casa. ¡Vamos chicos, vayamos a jugar!" añadió Mateo.
Sofía sintió un nudo en el estómago, ¿realmente sería capaz de competir? Pero Lucas le dijo:
"No les hagas caso, Sofi. Lo importante es que estás trabajando duro y vas a demostrarles a todos lo que podés hacer."
"¿De verdad creés eso, Lucas?" preguntó Sofía insegura.
"¡Por supuesto! Y con Tico a tu lado, ¡nada te detendrá!"
Unos días después, llegan al día de la competencia. El parque estaba lleno de gente. Sofía, a pesar de sus nervios, estaba lista. Se colocó en la línea de salida junto a Lucas y los otros competidores. El sonido del silbato resonó, y todos comenzaron a correr.
Sofía se dejó guiar por Tico y la voz de Lucas, que nunca dejaba de alentarla:
"¡Arriba, Sofi! ¡Estás haciendo un gran trabajo!"
"No puedo creer que esto sea real, Lucas... ¡estoy corriendo!"
Mientras corrían, Sofía se dio cuenta que sus miedos se desvanecían. Justo cuando estaban a punto de llegar a la meta, Sofía notó que Mateo estaba justo al lado de ella, rodeado de sus amigos. Decidido a hacerla tropezar, extendió su pie para desestabilizar a Sofía. Sin embargo, Tico saltó y logró guiarla en el último momento, evitando que cayera.
"¡Increíble, Tico!" gritó Sofía con entusiasmo.
"¡Vamos! ¡Sofía, puedes!" animó Lucas.
Con determinación, Sofía siguió corriendo y logró superar a Mateo, cruzando la meta en primer lugar. La multitud estalló en aplausos.
"¡Lo hiciste, Sofi! Eres increíble!" dijo Lucas, abrazándola.
"No podría haberlo hecho sin ti y sin Tico" respondió Sofía, sonriendo.
Mateo, sorprendido y derrotado, se acercó a Sofía
"Lo siento, Sofía. Te subestimé. Eres más rápido de lo que pensé, y tienes a un gran compañero."
"Gracias, Mateo. Pero más allá de ganar, lo importante es la inclusión y que todos puedan participar sin importar sus dificultades." Sofía dijo, con una sonrisa que iluminaba su rostro.
Desde aquel día, Mateo y sus amigos se unieron al movimiento de inclusión en su escuela, crean un equipo donde todos, sin importar sus habilidades, eran bienvenidos a jugar y competir. La ciudad de Sofía se volvió aún más unida, celebrando la diversidad y el valor de cada uno para superar sus retos.
Y así, Sofía no solo ganó una carrera, sino también muchos corazones, demostrando que, aunque los caminos puedan ser desafiantes, con apoyo y amistad, cualquier cosa es posible.
FIN.