Campeonas del Kickingball



Había una vez en el barrio de La Popita, un torneo de Kickingball que reunía a mujeres de todas partes.

El torneo era tan popular que cada día surgían nuevos equipos formados por amigas que se animaban a participar juntas. En medio de este ambiente tan emocionante, había un equipo llamado "Las Estrellas", conformado por cinco amigas muy unidas: Sofía, Valentina, Martina, Lucía y Camila.

Ellas practicaban juntas todos los días después de la escuela y soñaban con ganar el torneo. El primer partido de Las Estrellas fue contra un equipo muy experimentado llamado "Las Panteras". El partido estaba muy parejo y llegaron al último inning empatadas.

En ese momento crucial, Sofía estaba en base y Martina era la siguiente bateadora. Había mucha presión sobre Martina, pero ella se concentró y logró conectar una bola increíble que llevó a Sofía a anotar la carrera del triunfo.

-¡Lo logramos! ¡Ganamos! -gritaban las chicas emocionadas mientras se abrazaban. A medida que avanzaba el torneo, Las Estrellas demostraban cada vez más su talento y trabajo en equipo. Pero no todo sería fácil para ellas.

En las semifinales tuvieron que enfrentarse al equipo favorito del torneo, "Las Tigresas", liderado por una jugadora estrella llamada Rocío. El partido fue intenso desde el principio. Ambos equipos dieron lo mejor de sí en el campo. Rocío demostraba su habilidad con cada lanzamiento, pero Las Estrellas no se rendían.

Llegaron al último inning con un empate nuevamente. En ese momento decisivo, Lucía estaba en posición de bateo y dos compañeras estaban en base. Todos tenían los ojos puestos en ella.

Con determinación, Lucía golpeó la pelota tan fuerte que logró llevar a sus compañeras a casa y anotar tres carreras decisivas. -¡Lo hicimos! ¡Estamos en la final! -exclamaron felices Las Estrellas.

La gran final del torneo enfrentaría a Las Estrellas contra un equipo sorpresa formado por antiguas rivales que decidieron unirse para llegar lejos en el campeonato: "Las Reinonas". El partido final fue épico. Ambos equipos jugaron con toda su pasión y habilidad. La tensión aumentaba conforme se acercaba el final del juego.

En la última entrada, Las Reinonas iban ganando por una carrera y Las Estrellas tenían una última oportunidad para dar vuelta al marcador. Valentina estaba en posición de bateo con dos outs cuando llegó su turno.

Todos sabían que ella tenía nervios de acero en momentos como estos. Valentina respiró hondo, visualizó el golpe perfecto y conectó la bola con tanta fuerza que logró impulsar dos carreras hacia home plate.

-¡Ganamos! ¡Somos las campeonas! -gritaban jubilosas Las Estrellas mientras celebraban su merecida victoria. Ese día aprendieron que con esfuerzo, trabajo en equipo y confianza en sí mismas podían alcanzar cualquier sueño por difícil que pareciera.

Y así termina esta historia donde las amistades se fortalecen aún más cuando trabajamos juntos hacia un objetivo común.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!