Campeones de Padel
Era una mañana soleada en el barrio de La Esperanza y el aroma de las empanadas recién hechas flotaba en el aire. En la plaza, los niños corrían y jugaban con alegría. Catriel, Marcos y Enzo, tres amigos inseparables, tenían un sueño: convertirse en campeones de padel. Todos los días, después de la escuela, se reunían en la cancha del club del barrio para practicar sus golpes y mejorar su técnica.
Un día, al finalizar la práctica, Catriel dijo emocionado: "Chicos, escuché que hay un torneo de padel en la ciudad. ¡Podemos participar!"-
Marcos, que era un poco más cauteloso, respondió: "No sé… todos los otros equipos son muy fuertes, quizás no tengamos oportunidades"-
Enzo, el más optimista del grupo, los animó: "¡No te preocupes, Marcos! Si entrenamos duro y trabajamos en equipo, seguro podremos competir. ¡Siempre hay una chance!"-
Decididos a lograr su sueño, los tres amigos se entrenaron todos los días. Al principio, les costaba hacer algunas jugadas y a veces se sentían frustrados, pero nunca se dieron por vencidos. En una de las prácticas, Catriel cometió un error y rompió la raqueta de Enzo. "Lo siento, Enzo. No era mi intención"-
Enzo, en vez de enojarse, sonrió y dijo: "No pasa nada, ¡la próxima vez seré más cuidadoso! Además, esto nos hará mejorar y trabajar en equipo"-
Con el tiempo, comenzaron a ver mejoras en su juego. Un día, mientras entrenaban, notaron a un grupo de chicos mayores que jugaban en la cancha de al lado. Eran más experimentados, lucían muy seguros y ¡sus golpes sonaban poderosos!
Marcos murmuró: "Miren esos chicos, son increíbles. Tal vez deberíamos rendirnos antes de que comience el torneo"-
Catriel, decidido, respondió: "¡No! Vamos a pedirles que nos enseñen algunos trucos. A lo mejor, ellos tienen buenos consejos"-
Con un poco de vergüenza, se acercaron al grupo. "Hola, somos Catriel, Marcos y Enzo. ¿Podrían ayudarnos con nuestro juego? A veces nos sentimos un poco perdidos"-
Los chicos, sorprendidos al ver la humildad de los tres amigos, sonrieron y accedieron a ayudar. "Claro, vení, te mostraremos un par de jugadas. A veces, solo necesitas un buen consejo para mejorar"-
Durante los siguientes días, aprendieron nuevas técnicas y estrategias que los hicieron sentir más seguros. La confianza fue creciendo y el día del torneo llegó. Antes de entrar al campo, se miraron entre sí y Catriel dijo: "Recuerden, sea cual sea el resultado, tenemos que disfrutar y apoyarnos"-
Cuando comenzó el torneo, las primeras rondas fueron difíciles, pero la amistad y el trabajo en equipo les dieron la fuerza necesaria. Ganaron algunos partidos, pero también perdieron otros. Sin embargo, lo hicieron con una sonrisa y aplausos hacia sus oponentes.
En la gran final, se enfrentaron a los chicos del grupo que los habían ayudado. Era un juego emocionante, lleno de tensión y emoción. Cada uno dio lo mejor de sí, y cuando llegó el último punto, Catriel lanzó la pelota con todas sus fuerzas.
"¡Sí, ganamos!"-
Los abrazos no se hicieron esperar, pero al mismo tiempo, el grupo contrario se acercó y aplaudió. "Ustedes jugaron increíble, ¡felicitaciones!"-
Marcos, que era el más sensato, respondió: "Gracias, pero también aprendimos mucho de ustedes. La amistad se trata de disfrutar y crecer juntos"-
Así, Catriel, Marcos y Enzo no solo se convirtieron en campeones, sino que aprendieron el verdadero significado del deporte: competir con alegría, apoyar a los demás y disfrutar del viaje. Desde ese día, todos los chicos de La Esperanza sabían que trabajando en equipo y siendo humildes, se pueden alcanzar grandes logros.
Y así, con el viento soplando en sus rostros y los recuerdos del torneo guardados en sus corazones, alzaron sus raquetas al cielo, prometiendo seguir jugando y apoyándose siempre, en cada partido de la vida que les tocara enfrentar.
FIN.