Campeones en la cancha



Había una vez dos amigos llamados Nacho y Benja que eran unos apasionados del fútbol. Desde chiquitos jugaban juntos en el barrio, soñando con convertirse en grandes futbolistas algún día.

Un día, mientras entrenaban en la canchita de tierra del parque, se dieron cuenta de que algo raro estaba sucediendo. La pelota no rebotaba como siempre lo hacía y parecía estar desinflada. Al acercarse a revisarla, notaron que tenía un pequeño agujero.

"¡Qué mala suerte! ¿Y ahora qué vamos a hacer?", dijo Nacho preocupado. "No te preocupes, dejámelo a mí", respondió Benja confiado. Benja sacó de su mochila una pequeña caja de herramientas y comenzó a trabajar en la pelota.

Después de unos minutos, logró tapar el agujero y volvieron a jugar como si nada hubiera pasado. A partir de ese momento, los amigos empezaron a tener más problemas con las pelotas defectuosas que habían en la cancha.

Pero gracias al ingenio y habilidad manual de Benja, nunca más tuvieron que abandonar un partido por culpa de una pelota rota. Un día llegó un importante torneo local al barrio y Nacho y Benja decidieron presentarse para competir contra otros equipos.

Sabían que no iba a ser fácil ganar pero estaban dispuestos a dar lo mejor de sí mismos. El primer partido fue muy difícil pero lograron ganarlo gracias al trabajo en equipo y el esfuerzo constante.

Sin embargo, durante el segundo partido tuvieron un problema inesperado: la pelota oficial del torneo se desinfló en medio del partido. "¡Qué mala suerte! ¿Y ahora qué vamos a hacer?", dijo Nacho preocupado. "Tranquilo, dejámelo a mí", respondió Benja confiado.

Benja sacó de su mochila sus herramientas y comenzó a trabajar en la pelota. Pero esta vez no era tan fácil como las otras veces, ya que la pelota estaba muy dañada.

Después de unos minutos de trabajo intenso, logró arreglarla lo suficiente para poder seguir jugando. El partido continuó y el equipo de Nacho y Benja logró ganar gracias a un gol que convirtió Nacho en el último minuto del partido. Fue una victoria épica e inolvidable para los amigos futbolistas.

Desde entonces, Nacho y Benja siguieron entrenando duro todos los días, mejorando sus habilidades y fortaleciendo su amistad.

Y aunque nunca llegaron a ser futbolistas profesionales como habían soñado, siempre recordaron aquellos momentos llenos de aventuras y aprendizajes juntos en la cancha del barrio.

FIN.

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