Campo y la Jirafa Coronada
En un bosque verde y frondoso, vivía un sapo llamado Campo, que siempre llevaba puesto un moño rojo brillante. Campo era un sapo especial, no solo por su apariencia, sino porque tenía un gran amor por la naturaleza. En la misma zona, habitaba una alta y elegante jirafa llamada Gigi, que siempre lucía una corona dorada sobre su cabeza. Gigi era sabia y había visto muchos cambios en el bosque a lo largo de los años.
Un día, Campo se dio cuenta de que los árboles del bosque empezaban a desaparecer. Alarmado, decidió ir a buscar a su amiga Gigi.
"¡Gigi! ¡Gigi! ¡Ayudame!" - gritó Campo, saltando frenéticamente hacia ella.
Gigi, al ver a su amigo tan preocupado, inclinó su cabeza para escuchar.
"¿Qué te pasa, querido Campo?" - preguntó con su voz suave y melodiosa.
"Los humanos están talando árboles. ¡Los árboles que dan sombra, hogar y vida a todos los animales del bosque!"
Gigi frunció el ceño. Ella también había notado los ruidos lejanos de las máquinas y había visto cómo algunos de sus amigos, los pájaros y las ardillas, estaban muy inquietos.
"Entonces, tenemos que hacer algo. No podemos dejar que eso pase" - dijo Gigi, con determinación.
Campo asintió con la cabeza, sus ojos brillando con valentía.
"Sí, pero no sé qué hacer. ¿Cómo podemos detener la tala?"
Gigi reflexionó un momento y luego sugirió:
"Podríamos reunir a todos los animales del bosque y hacer un gran consejo. Juntos, podemos pensar en un plan para convencer a los humanos de que paren con esto."
Así que Campo y Gigi comenzaron a saltar y correr por el bosque, convocando a todos los animales: los búhos sabios, las ardillas juguetonas, los ciervos elegantes y muchos más.
Cuando todos se reunieron al pie del Gran Árbol, Gigi y Campo explicaron la situación.
"¡Tenemos que proteger nuestro hogar!" - exclamó Campo.
La reunión estaba llena de murmullos, pero todos comprendieron la gravedad del asunto. Un pequeño pájaro, con plumaje azul, se animó a hablar.
"¿Y si hacemos un mural enorme en la entrada del bosque?" - sugirió.
"Sí, ¡eso podría hacer que los humanos se detengan y miren!" - agregó una ardilla.
Así fue como nació la idea del mural. Trabajaron día y noche, pintando con hojas, flores y todo lo que encontraban. El mural representaba la belleza del bosque y la vida que había en él.
Una vez terminado, todos los animales se sintieron orgullosos y decidieron organizar una gran fiesta para atraer a los humanos hacia el mural.
"¿Qué tal si hacemos un canto?" - propuso un viejo búho, que adoraba la música.
"¡Sí! ¡Cantemos sobre la importancia de los árboles!" - dijo Gigi emocionada.
Así que arreglaron una fiesta con cantos, danzas y juegos. Cuando la noticia llegó a los humanos, se armó un bullicio tremendo.
El día de la fiesta, los humanos, intrigados por el ruido, llegaron al bosque. Al ver el mural, se detuvieron en seco.
Uno de ellos, un hombre mayor con una mirada sabia, se acercó a admirar la obra.
"¡Miren lo que han hecho estos animales!" - exclamó.
Entonces, uno por uno, comenzaron a leer los mensajes del mural, entendiendo la importancia de los árboles y cómo ellos sostenían la vida en el bosque.
Campo y Gigi, escondidos detrás de un arbusto, miraban emocionados.
"Lo están entendiendo, Gigi. ¡Esto podría funcionar!" - dijo Campo, saltando de alegría.
Cuando la fiesta terminó, el hombre mayor tomó la palabra.
"Hoy he aprendido algo muy importante. Los árboles son el hogar de muchos seres vivos, y debemos cuidarlos. A partir de ahora, respetaremos este bosque y dejaremos de talar".
Los animales estallaron en gritos de alegría. Fue una celebración maravillosa, donde todos se abrazaron y bailaron bajo la luz de la luna.
Desde ese día, los humanos cuidaron del bosque y Campo y Gigi se convirtieron en los guardianes de la naturaleza. Juntos, continuaron trabajando para que el bosque mantuviera su magia y belleza.
Y así, se dieron cuenta de que, cuando todos unidos tienen una voz, pueden lograr grandes cambios.
Aunque los desafíos podían ser grandes, la amistad, el amor por la naturaleza y la unidad siempre prevalecerían.
FIN.