Can Can, la tortuga única


Can Can era una tortuga diferente a las demás. Tenía un caparazón de colores brillantes y unas patas más largas que las de sus compañeras de granja.

A pesar de esto, ella quería ser como ellas y hacer todo lo que hacían. Un día, mientras caminaba por el campo, se topó con una rana muy sabia.

La rana le preguntó:-¿Por qué intentas ser como las demás tortugas si eres única y especial? Can Can respondió:-Porque quiero encajar y no sentirme diferente. La rana sonrió y dijo:-En lugar de tratar de ser como los demás, deberías abrazar tu singularidad y usar tus habilidades para hacer cosas únicas. Eso es lo que te hace especial.

Can Can pensó en lo que la rana le había dicho durante días. Decidió ponerlo en práctica e ideó un plan para ayudar a su granja.

Una mañana, durante el desayuno, les propuso a sus compañeras:-¿Qué tal si hoy hacemos algo diferente? Podríamos explorar la granja en busca de nuevas plantas o jugar juntas al escondite. Las demás tortugas dudaron al principio pero finalmente aceptaron. Así comenzaron a explorar la granja juntas descubriendo nuevos lugares y plantas interesantes.

De repente escucharon un grito pidiendo ayuda proveniente del gallinero. Corrieron hacia allí para encontrar a una gallina atrapada bajo una viga.

Can Can rápidamente usó sus patas largas para levantar la viga mientras las otras pudieron sacar a la gallina sana y salva. Las otras tortugas se dieron cuenta de que Can Can no era tan diferente a ellas, sino una tortuga especial con habilidades únicas que las ayudaron en ese momento. Desde entonces, la granja cambió.

Las tortugas exploraban juntas y probaban cosas nuevas. Aprendieron que ser diferentes es algo bueno y especial. Can Can se sintió feliz al saber que no tenía que ocultar su singularidad para encajar.

Descubrió que lo más importante era ser uno mismo y usar las habilidades propias para hacer el bien en el mundo. Y así, la granja se convirtió en un lugar más divertido e interesante gracias a las ideas creativas y únicas de cada miembro.

Desde ese día, todas las tortugas aceptaron sus diferencias y aprendieron a valorarlas. La granja nunca volvió a ser aburrida porque cada día había algo nuevo por descubrir entre amigos especiales.

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