Caneliota, la perrita perdida


Había una vez una perrita llamada Caneliota, que un día se perdió en el parque mientras paseaba con su antiguo dueño. Después de buscarla por todas partes, su dueño no logró encontrarla. Caneliota, asustada y sola, vagó por las calles sin rumbo fijo, hasta que finalmente fue rescatada por Jenifer. Jenifer se dio cuenta de lo asustada y perdida que estaba la perrita, así que decidió llevarla a su hogar. Le puso de nombre Caneliota por el hermoso color de su pelaje. Desde ese día, Caneliota se convirtió en la compañera fiel de Jenifer.

La perrita encontró en Jenifer el cariño y la atención que tanto necesitaba. Jenifer la llevaba a pasear al parque, le enseñaba trucos y le daba deliciosas golosinas. Caneliota, a cambio, le brindaba amor incondicional y alegría a Jenifer, quien alguna vez pensó que no podría recuperarse de la pérdida de su antigua mascota.

Un día, mientras paseaban por el parque, Caneliota vio a unos niños tristes que estaban alimentando a los patos. Caneliota se acercó a los niños moviendo la cola y les ladró amigablemente, logrando sacarles una sonrisa. Los niños empezaron a jugar con ella, olvidando su tristeza por un momento. Jenifer observaba orgullosa la forma en que Caneliota alegraba a los niños.

Un año después, Jenifer y Caneliota participaron en una exhibición canina en el parque. Caneliota demostró lo inteligente y obediente que era, ganándose el aplauso de todos. Jenifer, emocionada, recibió un premio por tener a la mascota más simpática y cariñosa.

Caneliota no solo había encontrado un hogar en Jenifer, sino que también había encontrado un propósito: llevar alegría y amor a todas las personas que se cruzaran en su camino.

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