Caperucita en el Paraíso
Había una vez, en un tranquilo bosque, una niña llamada Caperucita Roja. Caperucita era muy conocida por su capa roja y su generoso corazón. Un día, su madre le pidió que llevara una canasta llena de sopa de pollo a su abuelita, que vivía en una isla cercana, justo en medio del bosque. Para llegar, debía atravesar una parte peligrosa del bosque donde, se decía, habitaba un lobo malvado.
"¡Caperucita! Toma esta canasta con la sopa, es muy nutritiva para tu abuelita. Pero ten cuidado en el camino. No hables con extraños", le advirtió su madre.
"¡Sí, mamá!", respondió Caperucita con entusiasmo. "Me gustaría que pudiera probar esta sopa. Le hará bien y además es su favorita".
Caperucita se despidió de su madre y comenzó su travesía. Mientras caminaba, se distrajo admirando las flores y los árboles. No pasó mucho tiempo antes de que se encontrara con el lobo, que salía de su cueva.
"¡Hola, pequeña!", dijo el lobo, tratando de sonar amigable. "¿A dónde vas con esa canasta tan linda?"
"Voy a llevarle sopa de pollo a mi abuelita", contestó Caperucita, sin sospechar nada.
"¿Y por qué no llegas más rápido si tomás este camino más corto? Te lo recomiendo, es mucho más lindo", sugirió el lobo, que había trazado un plan para llegar antes que Caperucita a la casa de la abuelita.
Caperucita, confiada, decidió escuchar al lobo y tomó el camino corto. Mientras tanto, el lobo se apuró hacia la casa de la abuelita. Al llegar, tocó la puerta.
"¿Quién es?", preguntó la abuelita, desconfiada.
"Soy yo, Caperucita. Traje sopa de pollo", mintió el lobo con voz disfrazada.
La abuelita, al oír la voz, le permitió entrar, pero se preocupó al ver que el lobo era muy grande y no era su nieta. Aunque el lobo trató de asustarla, la astuta abuelita decidió actuar.
"¿Por qué no me traes la sopa?", dijo la abuelita con voz firme. "Quiero probarla antes de comer".
El lobo, muy confundido, se quedó parado, pero no estaba listo para rendirse. En ese momento, Caperucita llegó a la casa. Al abrir la puerta, encontró al lobo y a su abuela.
"¿Qué está pasando aquí?", preguntó Caperucita con curiosidad.
"Es un gran lobo que quería comérmela", dijo la abuelita.
Caperucita, en vez de asustarse, decidió ser valiente y usar su ingenio.
"¡Oye, lobo!", dijo la niña. "¿Por qué no acompañas a la abuelita a la isla de Hawai, si tanto te gusta hacer travesuras? Ellos tienen playas increíbles y comida deliciosa, será una aventura."
El lobo, intrigado por la idea, decidió que podría ser divertido explorar la isla en lugar de asustar a la abuelita.
"¿Hawai? ¿Y cómo llego allí?", preguntó el lobo, asomando su curiosidad.
"Podemos construir un pequeño bote", dijo Caperucita entusiasmada. "¿Qué te parece?".
El lobo, sorprendido, aceptó. Juntos, Caperucita, su abuelita y el lobo comenzaron a recolectar ramas del bosque para construir su bote. Al final, lograron armar una pequeña embarcación y se dispusieron a navegar hacia Hawai.
"¡Esto es increíble!", gritó el lobo mientras surcaban las aguas. Ahora disfrutaba de una nueva amistad y se olvidaba de su antiguo comportamiento.
Llegaron a Hawai, donde fueron recibidos por hermosas playas, agradables olores y sabores exquisitos. Caperucita y su abuelita lo invitaron a probar la sopa de pollo que habían traído. El lobo, entusiasmado, se dio cuenta de que compartir y ser amable valía la pena.
Después de pasar un tiempo en la isla, el lobo decidió regresar, pero ya no quería ser un lobo malo. Se despidió de Caperucita y la abuela prometiendo que sería mejor.
"Gracias, Caperucita. Nunca imaginé que esta aventura me haría cambiar", dijo el lobo, con una sonrisa amable.
"Siempre hay una oportunidad de ser mejor, lobo", respondió Caperucita. "Solo necesitas desearlo de verdad".
Así fue como el lobo malo se convirtió en un amigo cariñoso, y Caperucita siguió llevando sonrisas y sopas de pollo a todos. Juntos aprendieron que la amistad puede cambiar hasta al más temido de los lobos y que las aventuras pueden ocurrir hasta en los lugares más inesperados.
Y así, Caperucita, el lobo y la abuelita vivieron felices, compartiendo nuevas historias y sopas de pollo en sus corazones.
FIN.