Caperucita Roja y el Jardín Mágico
Había una vez, al borde del bosque, una niña llamada Caperucita Roja. Un día, mientras exploraba el mundo más allá de su cuento, se encontró perdida en un Jardín de Infantes lleno de colores y risas. Las flores eran tan grandes que hacían sombra, y los juguetes parecían cobrar vida.
Caperucita decidió buscar un portal que la llevara de vuelta a su historia. "¿Dónde estará el portal?"-, se preguntó, asomándose detrás de un enorme bloque de construcción.
En su búsqueda, se topa con un grupo de niños que jugaban a ser piratas.
"¡Hola, Caperucita! ¿Querés jugar con nosotros?"- le gritaron.
"No, gracias, estoy buscando un portal para volver a casa"-, respondió ella.
En ese momento, el lobo feroz, que también había salido de su cuento, llegó al Jardín. "Caperucita, ¡te estaba buscando!"- exclamó, con una expresión de preocupación.
"Pero, ¿qué haces aquí, Lobo?"-, se sorprendió Caperucita.
"Me perdí buscando un buen almuerzo, pero ahora te estoy buscando a vos. ¿Por qué no volvés conmigo?"- dijo el lobo, intentando sonar amigable.
Caperucita pensó que no podría volver sin encontrar el portal primero. "Tengo que seguir buscando, Lobo. ¡Cuando lo encuentre, te avisaré!"-
El lobo decidió ayudarla, pensando que podría pedirle al portal que lo deje tomar un buen bocadillo. Juntos recorrieron el jardín, llamando a gritos:
"¡Portal, portal! ¡Por favor, aparecé!"-
De repente, el cielo se oscureció y una banda de piratas apareció.
"¡Busquen al lobo!"- ordenó el capitán, con un parche sobre el ojo.
"¡Lo necesitamos para nuestra nueva aventura!"-
Los piratas comenzaron a registrarlo todo. Caperucita y el Lobo se ocultaron tras un arbusto.
"No podemos dejarlos atraparnos. ¡Debemos seguir buscando el portal!"- susurró Caperucita.
Los piratas hicieron ruido, buscando como locos. Pero después de un rato, perdieron el interés y se marcharon navegando en su barco imaginario entre gritos de "¡A la aventura!".
Sin embargo, apenas se fueron, aparecieron un grupo de brujas en sus escobas, riendo y revoloteando.
"¿Qué hacen aquí, pequeños perdidos?"- preguntó una de ellas, con un sombrero puntiagudo.
"Estamos buscando un portal que nos lleve de vuelta a nuestros cuentos"-, explicó Caperucita.
"¿Portal? Hmm, creo que puedo ayudarles. Solo tienen que creer en la magia de la amistad y la valentía"-, dijo otra bruja, haciendo un gesto con su varita mágica que brillaba.
"A veces, el verdadero portal es el camino que recorremos juntos"-, añadió la tercera.
Los ojos de Caperucita y del Lobo brillaron.
"¿De verdad?"- preguntaron al unísono.
"Sí, hay que unirse y enfrentar las adversidades", les respondieron las brujas.
Así que, Caperucita, el Lobo y las brujas se unieron en una gran aventura, explorando el Jardín de Infantes. Con cada nuevo rincón, descubrían nuevas sorpresas, risas y sobre todo, aprendían a trabajar en equipo.
Después de un rato, el jardín comenzó a transformarse. Los colores eran más vibrantes y los juguetes eran más divertidos.
"Mirá, creo que encontramos el verdadero portal"-, dijo Caperucita, señalando un arcoiris brillante que se formaba en el cielo.
"Sí, es nuestra amistad y valentía lo que nos guiará a casa"-, agregó el Lobo, sonriendo.
Así, con las brujas a su lado, atravesaron el arcoiris y, en un destello de luz, se encontraron de nuevo en su propio cuento, pero no sin llevar consigo el recuerdo de aquella mágica aventura en el Jardín de Infantes.
Desde aquel día, aprendieron que, aunque a veces se pierdan, siempre hay una forma de volver, siempre que se mantengan juntos y se ayuden unos a otros. Y así, Caperucita y el Lobo nunca olvidaron que lo más importante en cualquier aventura es el poder de la amistad y la valentía para enfrentar lo desconocido.
Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.
FIN.