Caperucita Roja y el Lobo Ingenioso


Había una vez en un encantador pueblo en lo profundo del bosque vivía una niña llamada Caperucita Roja. A diferencia de la versión tradicional, Caperucita no era tan buena como todos pensaban.

De hecho, era un poco traviesa y a veces desobedecía a su mamá. Un día, mientras caminaba por el bosque, se encontró con el lobo. Pero este lobo no era como los demás, era un lobo amigable y astuto. -Hola, Caperucita.

¿A dónde vas tan aprisa? -preguntó el lobo con una sonrisa. -Voy a llevarle estas galletas a mi abuelita, aunque mamá me dijo que no me detuviera en el camino. -respondió Caperucita, sin darle mucha importancia a lo que su mamá le había dicho.

El lobo, conociendo la reputación de Caperucita, decidió poner en marcha un plan para enseñarle una lección. -¿Sabes qué, Caperucita? Creo que sería más divertido si jugamos un juego en el camino.

¿Te gustaría? -propuso el lobo con un brillo travieso en sus ojos. Caperucita, emocionada por la idea de un juego, aceptó sin dudarlo. Juntos empezaron a jugar y a recorrer el bosque, descubriendo plantas y animales.

Sin darse cuenta, el tiempo pasó volando, y cuando recordaron el propósito de Caperucita, se dieron cuenta de que ya era muy tarde. -¡Ay, lobo! He perdido mucho tiempo. Tengo que apurarme para llegar a la casa de mi abuelita. -exclamó Caperucita preocupada.

El lobo, con una sonrisa comprensiva, le recordó que su mamá le había advertido sobre la importancia de seguir las instrucciones y ser responsable. Caperucita, reflexionando sobre sus acciones, decidió que debía prestar más atención a las indicaciones de su mamá y ser más responsable en el futuro.

Juntos, llegaron a la casa de la abuelita, donde Caperucita le entregó las galletas y le pidió disculpas por llegar tarde.

Desde ese día, Caperucita aprendió a ser más cuidadosa y responsable, a la vez que descubrió la importancia de escuchar las advertencias de sus seres queridos. Y el lobo, a pesar de su reputación, demostró que a veces las apariencias pueden engañar, y que todos merecen una oportunidad para mostrar su verdadera bondad.

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