Caperucita Valiente




Había una vez en un pintoresco pueblo de la campiña, una niña llamada Camila, a quien todos conocían como Caperucita por su capa roja que le tejía su abuela.

Un día, su mamá le pidió que llevara una canasta con dulces a la casa de su abuela, que vivía al otro lado del bosque. "Camila, hija mía, ten mucho cuidado y no te desvíes del camino. El bosque puede ser peligroso", le advirtió su mamá. "No te preocupes, mamá.

Seré valiente y llegaré sana y salva", respondió Caperucita con determinación. Mientras caminaba por el sendero, Caperucita encontró a un simpático conejito que le preguntó a dónde se dirigía. "Voy a llevarle estos dulces a mi abuelita", contestó Caperucita.

El conejito, en tono preocupado, le dijo: "Ten mucho cuidado, Caperucita. Hay un astuto lobo merodeando por el bosque. No te fíes de nadie y mantente en el camino". Caperucita agradeció al conejito y continuó su camino con paso decidido.

De repente, el lobo salió de entre los árboles y se acercó a ella. "¿A dónde tan apurada, Caperucita?" dijo el lobo con voz mielosa. Caperucita recordó las palabras del conejito y no reveló a dónde iba.

"Voy a pasear por el bosque y a disfrutar de la naturaleza", respondió astutamente. El lobo, con una sonrisa burlona, le dijo: "¿Por qué no recoges unas bonitas flores para tu abuelita? Seguro que le encantarán".

Caperucita asintió y siguió su camino, recogiendo flores silvestres mientras el lobo la observaba desde lejos. Al llegar a la casa de su abuela, Caperucita tocó la puerta y entró. Para su sorpresa, el lobo ya estaba dentro, disfrazado como la abuela.

"¡Abuelita, qué ojos tan grandes tienes!" exclamó Caperucita. "Para verte mejor, querida", respondió el lobo. Sin embargo, antes de que el lobo pudiera hacerle daño, Caperucita mostró valentía y astucia. "¡Ayúdenme, vecinos! ¡El lobo está aquí!" gritó con todas sus fuerzas.

Los vecinos acudieron rápidamente y lograron atrapar al lobo, quien huyó aterrorizado. Desde ese día, Caperucita aprendió que la valentía y la astucia eran sus mejores aliadas, y nunca más volvió a desviarse del camino.

Y así, la valiente Caperucita se convirtió en un ejemplo para todos en el pueblo.

FIN.

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