Caperucita y la lección del bosque
Había una vez en un pequeño pueblo de la Patagonia, una niña llamada Caperucita. Ella era muy curiosa y siempre se aventuraba en el bosque cercano a su casa.
Un día, mientras recogía flores silvestres, encontró un árbol lleno de manzanas rojas y jugosas. Caperucita no pudo resistirse y decidió tomar una para comérsela allí mismo.
Pero lo que ella no sabía es que esa manzana estaba infectada con una extraña fiebre que afectaba a los lobos del bosque. Mientras caminaba de regreso a casa, Caperucita se topó con un lobo hambriento.
El lobo olfateó el aroma dulce de la manzana y le preguntó:"¿Qué llevas ahí en tu cesta?""Es solo una manzana", respondió inocentemente Caperucita. "Déjame probarla", insistió el lobo. Caperucita sintió compasión por el lobo y le ofreció la mitad de la manzana. Pero después de comerla, el lobo comenzó a sentirse mal y empezó a temblar violentamente.
Caperucita se dio cuenta de que algo andaba mal e intentó ayudarlo llevándolo al médico del pueblo. Allí descubrieron que había contraído la fiebre del bosque debido a la manzana infectada.
Caperucita se sintió muy culpable por haberle dado al lobo esa fruta peligrosa sin saberlo. Decidió cuidarlo hasta que estuviera completamente recuperado y aprendió todo sobre las plantas del bosque y cómo identificar las frutas seguras para comer.
Finalmente, el lobo se recuperó gracias a los cuidados de Caperucita y le agradeció por su amabilidad. Desde entonces, Caperucita se convirtió en una experta en la flora y fauna del bosque y enseñó a todos los niños del pueblo cómo ser cuidadosos al recolectar alimentos silvestres.
Y así, gracias a un pequeño error, Caperucita aprendió una gran lección sobre la importancia de conocer bien el entorno que nos rodea.