Caperucita y la Lección del Bosque



Era un soleado día en el bosque, y Caperucita Roja estaba lista para llevarle una canasta de delicias a su abuela. Mientras se caminaba por el sendero, cantaba y disfrutaba de la belleza del lugar.

"- ¡Qué lindo es el bosque hoy!", exclamó Caperucita.

Pero, sin que ella lo supiera, el lobo la estaba observando desde lejos. Cuando llegó a casa de su abuela, encontró la puerta entreabierta y, al entrar, se llevó una gran sorpresa. Dentro de la casa, no había solo a su abuela, sino también al lobo, que se había disfrazado para atrapar a la niña.

"- ¡Oh, Caperucita!", gritó la abuela, "¡ten cuidado!" Pero era demasiado tarde. El lobo se lanzó sobre Caperucita, pero en una vuelta de tuerca, esta logró escapar y corrió hacia el bosque.

Cansada y asustada, Caperucita se sentó bajo un árbol y se puso a pensar.

"- No puedo dejar que el lobo gane así de fácil. ¡Debo encontrar una manera de protegerme y a mi abuela!", pensó con determinación.

En los días siguientes, se dedicó a aprender sobre el bosque. Habló con los animales, que estaban más que dispuestos a ayudarla. Después de un tiempo, ya no era solo Caperucita la que llevaba la canasta; ahora contaba con un grupo de amigos del bosque: un astuto zorro, un sabio búho y un valiente ciervo.

"- Juntos podemos enfrentarlo", dijo el búho.

Finalmente, Caperucita y sus amigos idearon un plan. Cuando el lobo trató de acercarse nuevamente a la casa de la abuela, se encontró con una trampa: un círculo de tela roja, el color de Caperucita, que lo rodeó cuando intentó entrar.

"- ¡No puedes hacerle daño a nadie más!", gritó Caperucita desde un arbusto cercano.

El lobo, sorprendido, se dio cuenta de que había subestimado a la niña.

"- ¡Sálvense! ¡No quería hacerles daño!", trató de explicarse, pero sus palabras no sonaban sinceras.

"- Eso es lo que dicen todos los que hacen mal", respondió Caperucita en voz firme.

El zorro, con su astucia, fue quien propuso: "- ¿Y si le damos una lección? Quizá no sea tan malo, solo necesita entender que no debe molestar a quienes merecen respeto".

Caperucita pensó en su abuela y recordó lo que había aprendido. "- Está bien, le daremos una oportunidad, pero sólo si promete no volver a atacar a nadie más". El lobo, al verse rodeado, asintió con la cabeza.

"- Lo prometo", dijo, con voz jadeante, "solo necesito un lugar donde no me vean como un peligro".

Caperucita, más sabia ahora, decidió invitar al lobo a que se uniera al grupo, pero solo si demostraba que había cambiado. Con el tiempo, el lobo aprendió a cuidar el bosque y a ayudar a los demás.

Finalmente, Caperucita volvió a visitar a su abuela, quien estaba tan feliz de ver a su nieta. Juntos, decidieron hacer reuniones en el bosque, donde todos los animales, incluso el lobo, podían convivir en armonía.

Caperucita roja ya no era solo una niña con una capa. Era una líder en el bosque, y la gente del lugar solía decir: "- ¡Caperucita Roja trajo amor y amistad al bosque!".

Y así, el recuerdo del lobo devorador se desvaneció, transformándose en el símbolo de una nueva amistad, donde todos aprendieron a ser mejores cada día.

FIN.

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