Caperucita y la venganza del bosque



Caperucita Roja era una niña valiente que siempre vestía una hermosa capa roja. Un día, decidió visitar a su querida abuela que vivía al otro lado del bosque. Antes de salir, su madre le dio un buen consejo:

"Caperucita, recuerda siempre cuidar de tu camino y no hablar con extraños".

Caperucita prometió hacer caso y salió sonriente, cargando una canasta con galletas y un poco de mermelada para su abuela. El bosque estaba lleno de sonidos alegres y pájaros cantando.

Sin embargo, en el camino, un astuto lobo se interpuso delante de ella.

"Hola, pequeña. ¿A dónde vas tan contenta?" preguntó el lobo, intentado parecer amigable.

"Voy a visitar a mi abuela que vive al final del bosque" respondió Caperucita, recordando las palabras de su madre, pero sintiéndose curiosa.

El lobo, con un brillo malvado en sus ojos, pensó en un plan.

"¿Y por qué no tomas el camino más corto a través de los arbustos? Es más divertido y más rápido".

Caperucita dudó por un momento, pero el lobo parecía tan amigable que decidió seguir su consejo. Mientras ella se aventuraba por el camino corto, el lobo se dirigió rápidamente hacia la casa de la abuela.

Al llegar, el lobo golpeó la puerta.

"¿Quién es?" preguntó la abuela, sin saber que era el lobo.

"Soy yo, Caperucita. He traído galletas para vos".

El lobo, disfrazándose con su voz, logró engañar a la abuela y entró. En un abrir y cerrar de ojos, la devoró.

Cuando Caperucita finalmente llegó a la casa, notó algo extraño. La puerta estaba abierta y no había sonido.

"¿Abuela, estás ahí?" preguntó Caperucita, sintiendo un escalofrío.

Al entrar, se quedó paralizada al ver al lobo.

"¡Oh no, Caperucita! Tu abuela no puede atenderte en este momento" dijo el lobo con una sonrisa malvada.

En lugar de asustarse, Caperucita se armó de valor. Recordó las enseñanzas de su madre y también recordó que no debía dejarse llevar por el miedo.

"¡Largo de aquí, lobo! No me vas a asustar" gritó.

El lobo se sorprendió por su valentía, pero en un arranque de desatención, no se percató que Caperucita había escabullido su mano en la canasta y sacado una galleta.

"Voy a usar esto" pensó Caperucita. Con un golpe rápido, lanzó la galleta al lobo, que se distrajo intentando atraparla.

Caperucita aprovechó la oportunidad y salió corriendo de la casa hacia el bosque. Allí encontró a un grupo de animales: un conejo, un ciervo y un búho sabio.

"¿Qué sucede, Caperucita?" preguntó el conejo.

"El lobo se comió a mi abuela y debo hacer algo".

El búho, pensativo, dijo:

"¡Necesitamos atrapar al lobo! Pero no con fuerza, sino con inteligencia".

"¡Estoy lista!" exclamó Caperucita, emocionada por el plan.

Juntos, formaron una estrategia. El búho volaría alto para observar los movimientos del lobo, mientras el conejo y el ciervo distrajeron al lobo.

Poco después, lograron guiar al lobo hacia un claro donde había un gran charco de barro. Cuando el lobo se dio cuenta, era demasiado tarde. ¡Se resbaló y cayó!"¡Sálvenme!" gritó el lobo, atrapado en el barro.

Caperucita, ya llena de confianza y valor, se acercó y le dijo:

"Esto te pasa por ser un lobo malo. Prometeme que dejaras de asustar a los demás".

El lobo, aún en el barro, asintió avergonzado.

"De acuerdo, ¡jamás volveré a hacer maldades!"

Caperucita y los animales lo ayudaron a salir del lodo, no sin antes mirarlo fijamente.

Finalmente, llegaron juntos a la casa de la abuela. Al ver que todo estaba en calma, Caperucita entró, y para su sorpresa, su abuela estaba allí, ilesa. Solo estaba descansando en su cama.

"¡Caperucita! Te extrañé tanto" exclamó la abuela abrazándola. Sin embargo, se dio cuenta de que su nieta parecía diferente, más madura y fuerte.

Caperucita contó la historia del lobo y la abuela, orgullosa, le dijo:

"Has sido muy valiente, mi niña. Recuerda siempre que la inteligencia y el trabajo en equipo son las mejores armas".

Desde aquel día, Caperucita aprendió que la valentía no siempre se mide por el tamaño, sino por el corazón y la astucia que cada uno tiene dentro. Y, lo más importante, los animales y ella formaron un gran equipo con el que querían proteger el bosque de cualquier enredo.

Y así, Caperucita y sus nuevos amigos vivieron muchas más aventuras, manteniendo siempre la promesa de cuidar el bosque.

La historia de Caperucita Roja fue conocida entre todos los animales y pronto se volvió una leyenda que recordaba a todos que el verdadero poder radica en la unión, la inteligencia y la valentía del corazón.

FIN.

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