Capítulo 1 – La Encuesta Misteriosa



Era un día lluvioso y gris en el que Valeria, Tomás y Lucía se encontraban en la biblioteca de la escuela, buscando algo emocionante para leer. Mientras hojeaban estantes llenos de libros, Valeria tropezó con un voluminoso libro encuadernado en cuero.

"¡Ay!" exclamó Valeria, mientras se agachaba a recogerlo. "Miren lo que encontré".

Tomás y Lucía se acercaron curiosamente. El libro era oscuro y lleno de extraños símbolos dorados.

"¿Qué será esto?" preguntó Lucía, tocando la cubierta.

"No lo sé, pero parece antiguo y mágico" respondió Tomás.

Valeria, entusiasmada, abrió el libro y, para su sorpresa, una luz brillante salió de entre sus páginas y envolvió a los tres amigos. Cuando la luz desapareció, se encontraron en un mundo completamente diferente, rodeados de árboles de colores vibrantes y criaturas fantásticas.

"¿Dónde estamos?" gritó Lucía.

"No tengo idea, pero esto es increíble" dijo Valeria, mirando a su alrededor con asombro.

Un pequeño duende se acercó a ellos.

"Bienvenidos, viajeros. Soy Pipo, el guardián de este mundo. Ustedes están en el Reino Mágico de Lumeria. Han sido elegidos para completar una encuesta misteriosa que cambiará el destino de nuestro mundo".

"¿Una encuesta?" preguntó Tomás confundido.

"Sí, pero es muy importante. Necesitamos su ayuda para encontrar respuestas y restaurar la armonía" explicó Pipo.

"¿Y cómo lo hacemos?" preguntó Valeria con ansiedad.

Pipo les mostró un antiguo mapa.

"Tendrán que viajar a través de cuatro reinos distintos: el Bosque de los Susurros, la Montaña del Eco, el Lago Brillante y el Valle de las Estrellas. En cada reino, buscarán una respuesta que nos ayude a resolver un gran problema en Lumeria".

Así, Valeria, Tomás y Lucía emprendieron su aventura, llenos de entusiasmo. Primero, se dirigieron al Bosque de los Susurros, donde los árboles hablaban entre sí.

"Escuchemos lo que dicen" sugirió Lucía.

Los amigos se sentaron en una roca y prestaron atención. Los árboles decían:

"La amistad es lo más importante, pero deben aprender a escuchar a los demás".

"¡Eso es!" dijo Valeria, mientras anotaba la respuesta en un cuaderno.

Después, llegaron a la Montaña del Eco, donde las voces resonaban.

"¿Qué debemos hacer aquí?" se preguntó Tomás.

Mientras escalaban, un eco les respondió.

"Escuchen sus propias voces y reflexionen sobre sus pensamientos".

"Es verdad, a veces no nos escuchamos entre nosotros" dijo Lucía. Anotaron la respuesta y siguieron avanzando.

Al llegar al Lago Brillante, el agua reflejaba el cielo estrellado.

"Aquí necesitamos una respuesta diferente" dijo Tomás mirando el reflejo.

"Tal vez aquí se trate de la esperanza" sugirió Valeria.

De repente, una sirena emergió del agua.

"Ustedes deben saber que la esperanza siempre brilla, incluso en los momentos más oscuros".

Finalmente, se dirigieron al Valle de las Estrellas, donde el cielo parecía estar lleno de luces parpadeantes.

"Acá debemos encontrar la respuesta final" propuso Lucía.

"Pero ¿cuál será?" se preguntaron.

Mientras contemplaban las estrellas, Valeria exclamó:

"¡La imaginación! Todo lo que hemos vivido hasta ahora proviene de nuestra imaginación y creatividad".

"¡Sí!" gritaron Tomás y Lucía a la vez.

Con cada respuesta recolectada, los amigos sintieron que cumplían su misión. Al regresar, Pipo los esperaba emocionado.

"¡Han encontrado las respuestas! La amistad, la escucha activa, la esperanza y la imaginación son lo que Lumeria necesita para restaurar el equilibrio".

El duende agitó su varita mágica, y de pronto, la luz brillante los envolvió de nuevo, llevándolos de regreso a la biblioteca de la escuela.

"Fue increíble, pero creo que aprendimos algo valioso" dijo Lucía al cerrar el libro.

"Sí, a veces un pregunta puede llevar a grandes aventuras y descubrimientos" reflexionó Valeria.

"Y lo más importante, siempre debemos estar dispuestos a escuchar la voz de los demás" agregó Tomás.

Los tres amigos, felices y llenos de ideas, decidieron que su próxima misión sería trabajar juntos en un proyecto para la escuela, usando todo lo que habían aprendido. Ahora sabían que, aunque el día estuviera gris, la magia de la amistad podría iluminar cualquier lugar.

FIN.

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