Carla y el Valor de la Amistad
En una pequeña escuela de un barrio alegre, había una niña llamada Carla. A diferencia de sus compañeros, ella amaba estudiar. Cada tarde, después de clases, pasaba horas con sus libros, disfrutando de descubrir cosas nuevas y mejorando su conocimiento. En el aula, sus notas siempre brillaban con el mejor promedio.
Sin embargo, no todos veían con buenos ojos sus logros. Algunos de sus compañeros, como Martín, Sofía y Lucas, sentían celos y decidieron que no querían jugar con ella. Cada vez que Carla se acercaba a ellos, la excluían de sus juegos como si fuera un fantasma.
"¿Por qué siempre te quedás con los libros, Carla?" - se burló Martín una mañana en el recreo.
"Esos libros no te van a hacer divertida. ¡Presentate a nosotros!" - agregó Sofía, riéndose.
Carla, dolida pero decidida, continuó con su pasión. Sin embargo, comenzó a sentirse sola. Un día, mientras estaba en la biblioteca, escuchó unas risas en el patio. Miró por la ventana y vio a sus compañeros armando un videojuego. Sintió una punzada en su corazón.
A la semana siguiente, la maestra Ana anunció un concurso de proyectos sobre el sistema solar. Todos los alumnos se emocionaron. Carla decidió hacer su proyecto sobre las fases de la luna y cómo influyen en las mareas. Trabajó arduamente, investigando y creando maquetas. Sin embargo, sus compañeros se mostraron poco interesados en la tarea. Lucas se acercó a ella.
"¡Vamos, Carla! ¿Para qué te importa eso? Mejor ven a jugar al fútbol con nosotros!" - insistió.
"Pero yo quiero hacer un buen trabajo. Esto es importante para mí" - respondió Carla.
El día del concurso llegó. Todos presentaron sus proyectos. Carla, con nervios pero decidida, se subió al escenario.
"Hoy les voy a contar sobre la luna. Como ven, aquí tengo una maqueta que muestra las fases" - explicó, iluminada por su pasión. Su voz resonó en la sala y, por primera vez, sus compañeros la escucharon. Al terminar, recibió aplausos no solo de los maestros, sino también de sus compañeros que no habían prestado atención antes.
Al final del evento, la maestra Ana anunció que Carla había ganado el primer premio. Todos aplaudieron, y entre los aplausos, Lucas y Sofía se acercaron a ella.
"Felicitaciones, Carla. No sabía que eras tan buena haciendo esto" - dijo Lucas, con un tono sincero.
"Sí, Carla. Realmente fue impresionante" - agregó Sofía.
Carla sonrió, aliviada.
"Gracias, chicos. Deberían haber trabajado conmigo. Habríamos hecho un gran equipo" - dijo.
"¿Te gustaría que nos ayudes a preparar nuestro proyecto para la próxima vez?" - preguntó Sofía, entusiasmada.
A partir de ese día, las cosas cambiaron. Carla, con su forma apasionada de aprender, empezó a inspirar a sus compañeros. Se formaron grupos de trabajo, y juntos, intercambiaron ideas y se ayudaron. Carla no solo se convirtió en una gran compañera, sino que también mostró que aprender y ser responsable podía ser divertido.
Así, con el tiempo, los celos se convirtieron en admiración y la exclusión en amistad, demostrando que, al final, ser uno mismo y esforzarse, siempre traerá recompensas, y que compartir el conocimiento y el trabajo es una de las mejores maneras de hacer nuevos amigos.
Desde entonces, Carla comprendió que su estudio no solo la hacía brillar, sino que también podía iluminar a los demás.
FIN.