Carla y la Gran Sorpresa



Era un día soleado en Buenos Aires y Carla estaba muy emocionada. Había estado esperando esta oportunidad por semanas y finalmente había llegado el momento de su entrevista en la empresa de sus sueños. Vestía una camisa blanca y un pantalón negro que había elegido cuidadosamente. Tenía su sonrisa más brillante y una carpeta con todos sus documentos relevantes: curriculum, carta de presentación y referencias.

Al llegar a la puerta de la empresa, Carla se detuvo un momento para tomar aire y llenarse de energía positiva. Cuando entró, fue recibida por un amable recepcionista llamado Julián.

"¡Hola! Soy Carla, vengo por la entrevista."

"¡Hola, Carla! Bienvenida. ¿Tienes tus documentos listos?"

Carla sonrió y abrió su carpeta, pero en ese momento sintió un nudo en el estómago.

"¿Los documentos? Claro… aquí están… ah, no. Espera. ¡No son estos!"

El rostro de Carla se tornó pálido. Se dio cuenta de que había olvidado traer la documentación necesaria.

"¡Oh, no! No puedo creerlo, mis documentos están en casa. ¿Voy a perder la oportunidad?"

"No te preocupes, a veces pasan estas cosas. Pero ¡espera!", dijo Julián. "Tengo una idea. ¿Qué tal si te ayudo a llamarle a alguien que pueda traértelos?"

Carla sintió un alivio momentáneo.

"Podría llamar a mi hermana, vive cerca. ¡Gracias, Julián!".

Con rapidez, Carla marcó el número de su hermana Ana.

"¡Ana! Necesito tu ayuda. Olvidé los documentos en casa. ¿Podés traérmelos?"

"¡Claro que sí, Carla! Estoy a dos calles. Te los traigo enseguida."

Carla le agradeció con el corazón lleno de expectativa. Luego, volvía a la recepción mientras Julián intentaba tranquilizarla.

"Siempre pasan imprevistos, lo importante es saber cómo reaccionar".

Carla le sonrió levemente, pero sentía que su ansiedad le hacía burbujear.

Cuando Ana llegó, justo a tiempo, Carla respiró profundamente.

"Gracias, hermana. Eres mi heroína!"

"Siempre, hermana. Ahora a brillar en tu entrevista".

Con documentos en mano, Carla siguió a Julián a la sala de entrevistas. Al entrar, se encontró con dos entrevistadores, Celia y Federico.

"¡Hola, Carla! Qué bueno verte. Veo que tardaste un poco en llegar", dijo Celia.

"Sí, un pequeño contratiempo, pero aquí estoy con mis documentos ahora".

A lo largo de la entrevista, Carla se sintió segura y comenzó a olvidar la tensión del momento anterior. Habló sobre sus experiencias y habilidades, y los entrevistadores escuchaban atentamente.

"¿Cuáles son tus mayores fortalezas?" preguntó Federico.

"Creo que mi mayor fortaleza es mi capacidad para resolver problemas. Siempre busco la manera de superar obstáculos y aprender de las situaciones difíciles. Como hoy, que olvidé mis documentos, pero no dejé que eso me detuviera".

Celia sonrió.

"Esa es una actitud muy positiva. Nos gusta ver cómo las personas se enfrentan a los desafíos".

Al finalizar la entrevista, Carla se sintió satisfecha. Había hecho su mejor esfuerzo y demostró que, a pesar del tropiezo inicial, estaba lista para esa oportunidad.

Días después, recibió un correo electrónico. Con el corazón palpitante, lo abrió.

"¡Felicitaciones, Carla! Estamos felices de ofrecerte el puesto".

Carla no podía creerlo. ¡Lo había logrado!"¡Lo conseguimos, Ana! ¡Con perseverancia y un poco de ayuda, lo logré!"

Y así, Carla aprendió que a veces los contratiempos nos enseñan lecciones valiosas, y que nunca está de más pedir ayuda a quienes nos rodean. Desde ese día y para siempre, ella se convertiría en un ejemplo de perseverancia y valentía para todos a su alrededor.

FIN.

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