Carla y sus amigos inseparables
Había una vez una niña llamada Carla, a la que le encantaba dibujar y escribir en su cuaderno de colores. Pero Carla tenía un problema, siempre olvidaba cuidar sus útiles escolares: la goma, el tajador y el lápiz.
Un día, mientras Carla estaba distraída jugando con sus amigos en el recreo, la goma decidió deslizarse sigilosamente por la mesa y borrar todos los dibujos que Carla había hecho con tanto esfuerzo.
"-¡Ay! ¿Qué pasó aquí?", exclamó Carla al ver su cuaderno todo borroso. La goma se rió maliciosamente y dijo: "-¡Te lo mereces por no cuidarnos!". El tajador, aprovechando la distracción de Carla, saltó sobre la mesa y cortó todas las hojas del cuaderno.
"-¡Hey! ¡Deténganse!", gritaba Carla tratando de atrapar al travieso tajador.
Justo en ese momento, el lápiz se levantó como si fuera un caballero valiente y enfrentó a sus compañeros utensilios: "-¡Basta ya! No podemos atacar a alguien solo porque no nos cuida. Debemos ayudarla a entender la importancia de tratarnos con respeto". Carla escuchaba sorprendida las palabras del lápiz y reflexionaba sobre cómo había descuidado a sus amigos inseparables.
Se disculpó sinceramente con ellos y les prometió ser más atenta en el futuro. A partir de ese día, la goma, el tajador y el lápiz se convirtieron en los mejores amigos de Carla.
La goma ya no borraba sin permiso, sino que ayudaba a corregir los errores; el tajador cortaba papel solo cuando era necesario; y el lápiz dibujaba sonrisas en cada página del cuaderno.
Carla aprendió una gran lección: nunca subestimar la importancia de cuidar a quienes están siempre presentes para ayudarnos en nuestra vida diaria. Y así, entre risas y travesuras compartidas, Carla y sus nuevos amigos vivieron muchas aventuras juntos, recordando siempre que la amistad verdadera nace del respeto mutuo y el cariño sincero.
Y colorín colorado este cuento ha terminado pero nuestra amistad ha comenzado.
FIN.