Carlas Listening Heart



Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Feliz, vivía Carla, una niña de cabello rizado y ojos brillantes.

Carla siempre estaba llena de energía y alegría, pero había algo que la preocupaba: sus amigas, Marta y Sofía, parecían estar tristes últimamente. Un día, mientras caminaba por el parque pensando cómo ayudar a sus amigas, se encontró con su abuelita Carmen.

Abuelita Carmen era conocida en todo el pueblo por ser sabia y tener un corazón lleno de amor. "¡Hola abuelita!" saludó Carla emocionada. "¿Tienes algún consejo para ayudar a mis amigas? Parecen estar tristes". Abuelita Carmen sonrió cariñosamente y le dijo: "Carla querida, a veces las personas solo necesitan alguien que les escuche.

¿Por qué no intentas hablar con ellas y preguntarles cómo se sienten?"Carla asintió emocionada ante la idea de poder ayudar a sus amigas. Al día siguiente, en la escuela, se acercó a Marta durante el recreo.

"Hola Marta", dijo Carla con una sonrisa amable. "He notado que estás un poco triste últimamente. ¿Quieres hablar sobre ello?"Marta miró sorprendida a Carla y luego bajó la cabeza avergonzada. "Bueno...

sí estoy pasando por algunos problemas en casa", confesó Marta tímidamente. Carla asintió comprensiva. "Entiendo cómo te sientes", respondió ella suavemente. "Si alguna vez quieres hablar o necesitas ayuda, aquí estaré para ti. No estás sola".

Marta se sintió aliviada al saber que tenía a Carla como amiga, alguien en quien podía confiar y compartir sus preocupaciones. Días después, Carla decidió acercarse a Sofía durante el recreo. Sabía que también estaba pasando por un momento difícil. "Hola Sofía", dijo Carla con una sonrisa cálida.

"Me he dado cuenta de que no estás tan feliz como solías estarlo. ¿Hay algo en lo que pueda ayudarte?"Sofía miró a Carla con gratitud y sus ojos se llenaron de lágrimas.

"Mi perro falleció hace poco y me siento muy triste", confesó Sofía entre sollozos. Carla abrazó a su amiga, comprendiendo el dolor de perder a un ser querido. "Lamento mucho lo de tu perro, Sofía", respondió ella con ternura.

"Si necesitas hablar o simplemente quieres pasar tiempo juntas, estoy aquí para ti". Con el tiempo, Marta y Sofía comenzaron a sentirse mejor gracias al apoyo incondicional de Carla.

Ella les recordaba constantemente cuánto las valoraba como amigas y siempre estaba dispuesta a escucharlas cuando necesitaban desahogarse. Un día, mientras las tres amigas disfrutaban del sol en el parque, Marta se acercó a Carla con una sonrisa radiante. "Carla, quiero darte las gracias por haberme escuchado cuando más te necesité", expresó Marta emocionada.

Sofía asintió entusiasmada. "¡Sí! Tú nos has enseñado la importancia de tener alguien en quien confiar cuando estamos pasando por momentos difíciles". Carla sonrió, sintiéndose feliz y orgullosa de poder ayudar a sus amigas.

"Ustedes también han sido un gran apoyo para mí", respondió ella. "Juntas hemos aprendido que el amor y la amistad verdadera pueden hacer una gran diferencia en nuestras vidas". Y así, Carla, Marta y Sofía continuaron siendo mejores amigas, apoyándose mutuamente en los buenos y malos momentos.

Aprendieron que a veces, simplemente estar allí para alguien puede ser la mejor forma de ayudar.

FIN.

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