Carlitos y el camino seguro
Había una vez, en un hermoso campo lleno de flores y árboles frondosos, un pequeño caracol llamado Carlitos.
Carlitos era muy curioso y le encantaba explorar cada rincón del campo, pero un día el sol brillaba con tanta intensidad que el suelo se calentó tanto que quemaba los pies de Carlitos. El pobre caracol no sabía qué hacer, así que decidió detenerse a descansar bajo la sombra de un árbol.
Mientras intentaba refrescarse, una brillante luciérnaga llamada Lucía se acercó a él. "¡Hola, amigo caracol! Veo que estás sufriendo por el calor", dijo Lucía con voz suave. "Sí, me quemo los pies con este sol tan fuerte", respondió Carlitos con tristeza.
Lucía iluminó su cuerpecito y le dijo: "Tengo una idea para ti. Existe un camino más largo pero mucho más seguro donde podrás encontrar la frescura y belleza del campo sin correr peligros".
Carlitos miró hacia el largo sendero y luego al corto camino que parecía más directo pero también más expuesto al calor abrasador del sol. "¿Eres valiente para tomar el camino largo?" preguntó Lucía con curiosidad. Carlitos pensó por un momento y recordó todas las aventuras que había vivido en el campo.
A pesar de tener miedo de lo desconocido, decidió aceptar el desafío. "¡Sí! Soy valiente y estoy dispuesto a tomar el camino largo contigo", respondió Carlitos decidido. Así comenzaron juntos su travesía por el sendero largo.
Lucía iba guiando a Carlitos entre las sombras frescas de los árboles, mostrándole hermosas flores y cantos de pájaros que alegraban sus corazones.
A lo lejos podían ver animales jugando felices en prados verdes y riachuelos cristalinos donde refrescar sus cuerpos cansados. Poco a poco, Carlitos se dio cuenta de que la paciencia y la valentía habían valido la pena. Habían evitado los peligros del camino corto y disfrutaban cada paso juntos en armonía con la naturaleza.
Finalmente, llegaron a un claro donde Lucía se detuvo frente a Carlitos con una sonrisa radiante. "Has demostrado ser realmente valiente al elegir este camino más seguro. Nunca subestimes tu coraje ni tengas miedo de enfrentarte a nuevos desafíos", expresó Lucía orgullosa.
Carlitos asintió felizmente mientras observaba maravillado todo lo hermoso que les rodeaba gracias a haber tomado esa decisión valiente.
Desde ese día en adelante, Carlitos aprendió que no siempre es necesario tomar atajos o caminos fáciles para alcanzar nuestras metas; a veces es mejor ser valiente, paciente y seguir nuestro propio rumbo aunque sea más largo. Y así vivieron muchas aventuras juntos explorando cada rincón del campo sin temor alguno.
FIN.