Carlitos y la Dimensión de los Sueños
Carlitos era un niño curioso y aventurero. Un día, mientras jugaba en el parque, encontró una puerta pequeña detrás de un árbol. Sin pensarlo, decidió abrirla y, al atravesarla, se encontró en una dimensión totalmente diferente. Este nuevo lugar era colorido, lleno de criaturas fantásticas y paisajes que desafiaban la imaginación.
- ¡Hola! -dijo una voz amigable. Era una criatura esponjosa con ojos grandes y azules.
- ¡Hola! Soy Carlitos -respondió, sorprendido por su apariencia-. ¿Dónde estoy?
- Estás en la Dimensión de los Sueños, ¡el lugar donde todo es posible! -dijo la criatura mientras saltaba alegremente-. Yo me llamo Lumo, soy tu guía.
Carlitos miró a su alrededor, maravillado. Había árboles que daban caramelos, ríos de jugo y nubes que se parecían a piruletas.
- ¡Esto es increíble! -exclamó Carlitos.
- Ven, te voy a mostrar lo mejor de este lugar -dijo Lumo, llevándolo a dar un paseo.
Primero, llegaron a un lago espejado. Allí, las criaturas se reflejaban en el agua como si fueran luces danzantes.
- ¡Mirá! -dijo Lumo- Este es el Lago de Reflejos. Aquí todos pueden verse como realmente son, sin mentiras ni máscaras.
- ¡Qué interesante! -respondió Carlitos- Pero, ¿las personas siempre son buenas?
- No siempre, pero aquí aprendemos a ser honestos y a aceptarnos tal como somos -contestó Lumo.
Continuaron su aventura y llegaron a un bosque donde los árboles susurraban secretos.
- Escuchá -dijo Lumo, poniendo su oreja en un tronco-. Este árbol dice que la amistad es uno de los mayores tesoros que hay.
- ¡Eso es cierto! -aseguró Carlitos con una gran sonrisa-. Siempre trato de ser un buen amigo.
Después, llegaron a una montaña cubierta de música. Las piedras estaban hechas de notas musicales y emitían melodías al ser pisadas.
- ¡Qué divertido! -rió Carlitos mientras saltaba de piedra en piedra. - Me gustaría llevar esto de vuelta a casa.
- Lo que aprendas aquí, puedes llevarlo contigo en tu corazón -le explicó Lumo- porque la música de la amistad nunca se olvida.
Carlitos y Lumo pasaron horas explorando juntos, descubriendo bondad, alegría y las maravillas de la honestidad. Sin embargo, a medida que el sol comenzaba a ponerse, Lumo se volvió serio.
- Carlitos, aunque este lugar es mágico, debes regresar a tu hogar. Pero siempre guardaré nuestras aventuras en mi corazón.
- No quiero irme -dijo Carlitos con un nudo en la garganta-. No sé si volveré a verte.
- Nunca te irás realmente -respondió Lumo- porque siempre llevarás un pedacito de esta dimensión contigo, en tus recuerdos y en tus acciones.
Finalmente, Lumo llevó a Carlitos de vuelta a la puerta.
- Recuerda siempre lo que aprendiste aquí, y no olvides compartirlo con los demás -dijo Lumo mientras Carlitos cruzaba la puerta. - ¡Hasta pronto, amigo!
Cuando Carlitos salió, se encontró de nuevo en el parque. Miró a su alrededor, pero todo se veía normal. Sin embargo, se sentía diferente. Había aprendido que la amistad y la honestidad eran más que palabras: eran herramientas para construir un mundo mejor.
Desde ese día, Carlitos decidió ser un mejor amigo y compartir las lecciones que Lumo le había enseñado. Aunque no pudo volver a la Dimensión de los Sueños, cada vez que sonreía a un amigo o ayudaba a alguien, sentía que mantenía viva la magia de aquel lugar especial en su corazón.
FIN.