Carlos el topo que gira y Santiago tienen una cita
Era un hermoso día en el bosque. El sol brillaba y las flores estaban en su máximo esplendor. Carlos, un topo que era diferente a los demás porque podía girar, estaba muy emocionado. Había organizado una cita con su mejor amigo Santiago, un saltamontes ágil y divertido.
"¡Hola, Santiago!" - dijo Carlos, girando alegremente mientras salía de su madriguera. "¿Estás listo para nuestra cita?"
"¡Hola, Carlos!" - respondió Santiago, moviendo sus antenas con entusiasmo. "¡Listo y preparado! ¿A dónde vamos hoy?"
Carlos había preparado un recorrido especial por todo el bosque.
"Primero vamos a la Ladera de las Mariposas, allí siempre hay muchas volando. Luego podemos probar las fresas del huerto de Doña Margarita, ¡son deliciosas!"
Santiago saltó de alegría. "¡Me encanta! Empecemos ya!"
Los dos amigos comenzaron su aventura. A medida que caminaban, Carlos mostró cómo podía girar, haciendo que algunos insectos se rieran y otros se sorprendieran.
"Mirá, ¡así es como me muevo!" - anunció Carlos mientras hacía un giro elegante.
"¡Qué increíble! Nunca había visto nada igual. ¡Eso me hace pensar que todos somos especiales a nuestra manera!" - dijo Santiago.
Continuaron por el bosque, disfrutando de la belleza de la naturaleza. Sin embargo, cuando llegaron a la Ladera de las Mariposas, se dieron cuenta de que ¡no había ninguna mariposa!"¿Qué pasó?" - se preguntó Carlos, un poco decepcionado.
"Tal vez sea porque ha estado muy nublado últimamente, las mariposas suelen volar cuando hace sol" - sugirió Santiago.
"Puede ser, pero no quiero que nuestra cita se ponga triste. ¡Vamos a hacer algo divertido!" - insistió Carlos.
Santiago pensó por un momento y tuvo una idea. "¡Ya sé! Podemos invitar a todos nuestros amigos a jugar una partida de escondidas. Seguro que así, las mariposas se animan a salir a jugar también!"
Carlos estaba emocionado. "¡Genial! ¡A invitar se ha dicho!"
Ambos comenzaron a correr por el bosque, llamando a los demás. A poco tiempo, se juntaron varios amigos: el sapo Rocco, la patita Lila y la ardillita Tili.
"¡Chicos!" - gritó Santiago. "Carlos y yo estamos organizando una partida de escondidas. ¡Vengan a jugar!"
Todos estaban felices y se unieron al juego. La emoción era contagiosa, y con cada risa, las preocupaciones de Carlos se desvanecían. Al poco tiempo, se dieron cuenta de que había más risas en el bosque que mariposas volando.
Mientras jugaban, una maravilla ocurrió. Atraídas por la alegría, algunas mariposas comenzaron a aparecer, aterrizando en las flores y revoloteando alrededor de los amigos.
"¡Mirá!" - exclamó Carlos, girando rápidamente. "Las mariposas sí llegaron, ¡gracias a nuestra diversión!"
Santiago sonrió, "¡Ves! a veces lo que más necesitamos es un poco de compañía y diversión para que todo se ilumine."
Así fue como la tarde de Carlos y Santiago se llenó de risas, juegos y mariposas. Al final del día, los amigos se despidieron, prometiendo volver a juntarse para más aventuras.
Carlos, sintiéndose feliz, dijo: "Hoy aprendí que en la amistad, a veces hay que cambiar los planes para hacer de un día ordinario algo extraordinario. ¡Gracias, Santiago!"
"Gracias a vos, Carlos. Siempre serás mi mejor amigo, con o sin mariposas. ¡Hasta la próxima aventura!"
Y así, el topo que gira y el saltamontes, demostraron que la diversión y la amistad son las mejores recetas para un día perfecto.
FIN.