Carmen y el desafío digital


Carmen era una mujer trabajadora y dedicada que llevaba 30 años laborando en una institución pública. Siempre se había desempeñado de manera eficiente en sus labores, pero un día la empresa anunció que implementaría una digitalización en todos sus procesos. Carmen, al enterarse, sintió preocupación y resistencia ante este cambio tan drástico. Ella no estaba acostumbrada a la tecnología y temía no ser capaz de adaptarse.

Los días pasaron y Carmen observaba a sus compañeros de trabajo aprender a utilizar las nuevas herramientas digitales. Al principio, se sentía desanimada y pensaba que no sería capaz de seguir el ritmo. Un día, mientras almorzaba en el parque, conoció a un grupo de niños que estaban jugando con tabletas y teléfonos. La curiosidad la llevó a entablar una conversación con ellos, y para su sorpresa, descubrió que los niños estaban dispuestos a enseñarle sobre tecnología.

Carmen aceptó la ayuda de los niños y, poco a poco, fue adquiriendo conocimientos sobre el uso de dispositivos digitales. A medida que aprendía, su confianza crecía, y se sentía emocionada por descubrir un nuevo mundo de posibilidades. Con el tiempo, Carmen se convirtió en una experta en el uso de la tecnología, sorprendiendo a sus colegas y demostrando que la edad no era un obstáculo para aprender cosas nuevas. Su actitud positiva y su determinación la llevaron a superar el reto de la digitalización, convirtiéndola en un ejemplo para todos en la empresa.

Al final, Carmen comprendió que estar abierto al cambio y dispuesto a aprender, sin importar la edad, era esencial para seguir creciendo y desarrollándose en un mundo cada vez más digitalizado.

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