Carmen y el Misterio de la Amistad



Era un día soleado en el barrio, y Carmen despertó llena de energía. Se preparó rápidamente para salir a jugar con sus amigos. Su novio, Lucio, había prometido que la pasaría a buscar para disfrutar de un día juntos en el parque.

"Espero que venga pronto", pensó Carmen mientras se peinaba. No podía esperar a pasar tiempo con él. Sin embargo, había algo en la actitud de Lucio que la inquietaba. A veces, mientras jugaban, Lucio parecía distraído, como si su mente estuviese en otro lugar.

Mientras tanto, en el barrio también estaba Franco, un nuevo chico que había llegado apenas unas semanas atrás. Era simpático y se había hecho amigo de todos, incluida Lucio. Pero Carmen notó que Franco tenía una cercanía extraña con Lucio.

"¡Hola, Carmen!", saludó Franco un día. "¿Vas a salir con Lucio?".

"Sí, él viene a buscarme", dijo Carmen con una sonrisa.

Esa misma tarde, cuando Lucio llegó, Carmen estaba emocionada. "¡Hola, amor! Estoy lista para salir!"

"¡Hola, Carmen! Estaba pensando en llevarte a la heladería. Solo un momento" - dijo Lucio mientras echaba un vistazo al teléfono.

Carmen no entendía por qué Lucio estaba tan distraído, pero decidió dejarlo pasar. Al llegar a la heladería, Lucio recibió un mensaje.

"Un segundito, Carmen, contestaré esto. No tardaré".

Carmen se sentó y observó a Lucio interactuar con su celular. Unos minutos después, Franco apareció en la heladería.

"¡Eh, Lucio! ¿Qué hacés?" - preguntó Franco como si fuesen viejos amigos.

Carmen sintió una punzada en el corazón. "Hola, Franco. ¿Vienes con nosotros?".

"Claro, voy a unirme", respondió Franco con una sonrisa traviesa.

Carmen trató de no pensar en lo que podía estar sucediendo. Sin embargo, a medida que avanzaba la jornada, notó que Lucio se reía y conversaba de manera más cercana con Franco, dejando de lado a Carmen.

Al día siguiente, Carmen se encontró con una amiga, Sofía, en el parque. "Sofía, ¿vos no crees que Lucio está cambiando?"

"Puede ser que esté confundido. A veces, los chicos no saben cómo expresar lo que sienten" - respondió Sofía intentando consolarla.

"Eso espero, pero no entiendo por qué está tan pegado a Franco. A veces me siento sola, incluso cuando estamos juntos".

Esa misma tarde, mientras paseaban, Carmen decidió hablar con Lucio. "Lucio, necesitamos hablar".

"¿Qué pasa, Carmen?" - respondió Lucio, un poco desconcertado.

"Siento que te alejas de mí y que prestas más atención a Franco. Me duele, quiero saber si estás bien".

Lucio pareció pensativo. "No es eso, Carmen. Franco es solo un amigo. A veces me faltan palabras para explicarte lo que siento, pero no quiero que te sientas sola".

Y en un giro inesperado, Lucio se acercó a Carmen y le tomó de la mano. "Quiero que sepas, que aunque tengo amigos como Franco, eres la persona más importante para mí".

Esa noche, Carmen se sintió aliviada y contenta. Ella y Lucio se comprometieron a ser más abiertos sobre sus sentimientos.

Días después, Carmen decidió hablar con Franco también. "Franco, a veces siento que me dejas afuera cuando estás con Lucio. Me gustaría que jugáramos todos juntos".

"Claro, Carmen. No era mi intención. Prometo que voy a ser más considerado".

A partir de ese día, el grupo de amigos se volvió más unido. Juntos aprendieron que la comunicación era la clave, que aclarar malentendidos ayudaba a mantener las amistades firmes.

Carmen, Lucio, y Franco se convirtieron en un gran grupo, disfrutando del tiempo juntos y siempre recordando que sus sentimientos debían ser compartidos, no solo guardados.

Así, Carmen comprendió que en la amistad y el amor, siempre es mejor expresar lo que sentimos, y que la confianza es una de las bases más importantes en cualquier relación.

Y así, Carmencita siguió aprendiendo sobre el valor de la comunicación, la amistad, y sobre todo, el poder de ser claros con nuestros sentimientos.

FIN.

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