Carmencita y el desafío del lobo en Medellín



Había una vez en Medellín, una niña llamada Carmencita que vivía en un barrio muy colorido y alegre. Era conocida por todos como "Caperucita Rosada" por su hermoso abrigo rosado que siempre llevaba puesto.

Un día, la mamá de Carmencita le pidió que llevara una canasta con comida a su abuelita que vivía al otro lado de la ciudad.

A pesar de las advertencias de su madre sobre no hablar con extraños y no desviarse del camino, Carmencita decidió tomar un atajo por el parque para llegar más rápido. Por el camino, se encontró con un lobo astuto que la detuvo y le dijo: "-Hola, pequeña Caperucita Rosada. ¿A dónde vas tan apurada?".

Carmencita, recordando las palabras de su mamá, respondió con cautela: "-Voy a visitar a mi abuelita al otro lado de la ciudad". El lobo sonrió maliciosamente y le dijo: "-Vaya coincidencia, yo también tengo familia por allí.

¿Por qué no me acompañas? Seguro nos divertiremos mucho juntos". Carmencita sintió un escalofrío recorrer su espalda y supo que algo no estaba bien. Con valentía, le respondió al lobo: "-Gracias por la oferta, pero debo irme ya".

Y sin pensarlo dos veces, corrió lo más rápido que pudo hasta llegar a casa de su abuelita sana y salva. Al entrar a la casa de su abuelita, se dio cuenta de que algo extraño estaba pasando.

La puerta estaba entreabierta y había rastros de huellas grandes en el piso. Con miedo pero decidida a proteger a su querida abuelita, Carmencita tomó una sartén y se preparó para enfrentarse al peligro.

Al abrir la puerta del dormitorio de su abuelita, se llevó una gran sorpresa al ver al lobo disfrazado intentando engañarla. Sin dudarlo ni un segundo, lanzó la sartén contra el lobo logrando asustarlo y hacerlo huir despavorido. La valentía y determinación de Carmencita habían salvado el día.

Abrazó emocionada a su abuelita quien le agradeció por ser tan valiente y astuta. Desde ese día en adelante, Carmencita aprendió la importancia de escuchar los consejos de sus mayores y nunca dejarse engañar por extraños.

Y así fue como Caperucita Rosada demostró en Medellín que con coraje e inteligencia se puede superar cualquier obstáculo ¡Y vivieron felices para siempre!

FIN.

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