Carolina y las historias de luz
Había una vez en un pequeño pueblo argentino, una niña llamada Carolina.
Carolina era muy especial; tenía el cabello rubio como los campos de trigo al sol y siempre estaba tan despeinada que parecía haber estado jugando con el viento todo el día. Pero a pesar de su aspecto travieso, Carolina tenía un gran miedo que la atormentaba todas las noches: le tenía pavor a la oscuridad.
Cuando llegaba la hora de ir a dormir, sus ojos se llenaban de lágrimas y temblaba como una hoja al viento. Su mamá, Graciela, intentaba calmarla con palabras cariñosas y abrazos cálidos. "Tranquila, mi amor, aquí estoy yo para protegerte.
La oscuridad no puede hacerte daño", le decía cada noche antes de apagar la luz. Pero el miedo de Carolina persistía, y ninguna palabra parecía ser suficiente para disiparlo. Una noche, cansada de ver sufrir a su hija, Graciela decidió probar algo diferente.
"Carolina, ¿te gustaría escuchar una historia antes de dormir?", le preguntó con una sonrisa. Los ojos de Carolina se iluminaron ante la idea y asintió emocionada.
Graciela comenzó entonces a contarle la historia de "La estrella valiente", un cuento sobre una estrella que brillaba con fuerza en medio de la oscuridad para guiar el camino a quienes se sentían perdidos. A medida que Graciela narraba la historia con voz suave y melodiosa, Carolina se fue sintiendo cada vez más tranquila.
La imagen de la estrella valiente resonaba en su mente y poco a poco el miedo empezó a desvanecerse. Desde esa noche en adelante, Graciela contaba cuentos todas las noches antes de dormir.
Cada historia era única e inspiradora, y todas tenían un mensaje especial que ayudaba a Carolina a superar sus miedos. Con el tiempo, Carolina dejó atrás su temor a la oscuridad y aprendió a encontrar luz incluso en los momentos más oscuros.
Ya no temía cerrar los ojos al caer la noche porque sabía que dentro de ella había una chispa valiente capaz de iluminar cualquier sombra.
Y así, entre cuentos y risas, madre e hija descubrieron juntas el poder transformador de las historias y cómo pueden ser faros en medio del mar agitado del miedo. Porque al final del día, lo importante no es evitar la oscuridad, sino aprender a brillar en medio de ella.
FIN.