Cartas al viento


Había una vez en un pequeño pueblo llamado "La Pradera", una niña llamada Cielo Azul. Era una niña muy curiosa y siempre estaba buscando aventuras nuevas.

Por eso, cuando se enamoró de un chico del colegio, decidió que tenía que hacer algo para llamar su atención. Cielo Azul se propuso conquistar al chico de sus sueños con todas las armas a su alcance. Pero no sabía cómo hacerlo, así que decidió preguntarle a su abuela por consejos.

"Abuela, ¿cómo puedo enamorar al chico de mis sueños?"- Preguntó Cielo Azul con entusiasmo. "Mi querida nieta, el amor no se conquista como si fuera una batalla.

El amor es algo que nace naturalmente entre dos personas que se respetan y se quieren"- Respondió la abuela con sabiduría. Pero Cielo Azul no entendió lo que le dijo su abuela y siguió pensando en la manera de conquistar al chico del colegio.

Así fue como decidió escribirle cartas secretas todos los días para demostrarle su amor.

El tiempo pasaba y cada vez las cartas eran más atrevidas e intensas hasta llegar al punto en el cual el chico comenzó a sentirse incómodo y asustado por la actitud obsesiva de Cielo Azul. Un día, mientras caminaba hacia el colegio, Cielo Azul vio al chico hablando con otra chica y esto la hizo perder la paciencia.

Corrió hacia él gritando:"¡¿Cómo te atreves a hablar con otra chica? ! ¡Yo te amo y tú debes amarme a mí también!"-El chico se asustó mucho y corrió alejándose de ella. Cielo Azul, al ver que su plan no estaba funcionando, decidió pedir ayuda a su abuela.

"Abuela, necesito tu ayuda. Quiero que el chico del colegio me quiera como yo lo quiero a él"- Dijo Cielo Azul desesperada. La abuela le respondió: "Cariño, debes entender que el amor no es algo que se pueda forzar.

Debes dejar ir tus expectativas y ser feliz contigo misma". Cielo Azul entendió finalmente las palabras de su abuela y decidió dar un paso atrás para reflexionar sobre sus sentimientos.

Se dio cuenta de que había estado obsesionada con alguien que nunca la había correspondido y se sintió triste por haber perdido su tiempo. A partir de ese día, Cielo Azul comenzó a concentrarse en sí misma y en sus metas personales.

Descubrió nuevas actividades como la pintura y la música, donde encontró una nueva manera de expresarse sin esperar nada a cambio. Un día mientras tocaba guitarra en el parque del pueblo, un chico llamado Mateo se acercó para felicitarla por su talento musical.

Comenzaron a hablar sobre sus intereses compartidos y descubrieron muchas cosas en común. Con el tiempo, Cielo Azul comenzó a enamorarse poco a poco de Mateo sin siquiera darse cuenta.

Y juntos descubrieron lo hermosa que puede ser una relación cuando ambos comparten los mismos valores e intereses. Cielo Azul aprendió que el amor no se trata de forzar a alguien a que te quiera, sino de encontrar a alguien con quien puedas compartir tus pasiones y ser feliz.

Y así fue como Cielo Azul encontró su verdadero amor, no en la persona que ella había imaginado, sino en alguien mucho mejor para ella.

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