Casa de Minho



Valeria estaba emocionada por su mudanza a Corea, pero cuando llegó allí se dio cuenta de que encontrar trabajo no iba a ser fácil. Después de muchos intentos fallidos, finalmente consiguió un trabajo cuidando una casa.

El dueño de la casa era un joven escritor llamado Minho. Era muy excéntrico y malhumorado, y Valeria tenía miedo de molestarlo en cualquier momento.

Pero con el tiempo, empezaron a conocerse mejor y se dieron cuenta de que tenían muchas cosas en común. Un día, mientras Valeria estaba limpiando la cocina, Minho entró y se sorprendió al verla bailando mientras fregaba los platos. "¿Qué estás haciendo?", preguntó con asombro.

Valeria se sonrojó y explicó: "Suelo bailar mientras hago las tareas del hogar para hacerlas más divertidas". Minho sonrió por primera vez desde que la había conocido. "Eso es interesante", dijo. "Podrías enseñarme algunos pasos".

A partir de ese día, Valeria y Minho tuvieron muchos encuentros graciosos mientras ella le enseñaba a bailar salsa o él intentaba cocinar comida coreana para ella. Pero también hubo momentos difíciles entre ellos. A veces, Minho se ponía irritable o distante sin ninguna razón aparente.

Y Valeria comenzó a sentirse insegura sobre si realmente lo estaba ayudando como cuidadora del hogar o si solo era una molestia para él.

Un día, después de un largo período sin hablar mucho el uno al otro, Valeria decidió enfrentar sus temores y hablar con él directamente: "Minho, ¿está todo bien? Me siento como si estuvieras enojado conmigo". Minho suspiró y se sentó a su lado. "Lo siento", dijo. "Estoy pasando por una fase difícil mientras trato de terminar mi libro.

A veces me pongo un poco malhumorado sin darme cuenta". Valeria lo miró con comprensión. "No te preocupes, entiendo cómo es eso", dijo.

"¿Puedo ayudarte de alguna manera?"A partir de ese momento, Valeria hizo todo lo posible para apoyar a Minho en su trabajo y animarlo cuando estaba teniendo días difíciles. Y juntos descubrieron que podían superar cualquier obstáculo mientras trabajaban juntos.

Al final del verano, cuando llegó el momento de que Valeria regresara a su país natal, ella se dio cuenta de que había aprendido mucho durante su tiempo cuidando la casa de Minho.

Había aprendido sobre la cultura coreana, había mejorado sus habilidades culinarias y, sobre todo, había aprendido a ser paciente y comprensiva con las personas que podrían estar pasando por momentos difíciles.

Y aunque no sabía qué pasaría entre ella y Minho en el futuro, estaba segura de que siempre recordaría los momentos divertidos e inspiradores que habían compartido juntos en Corea del Sur.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!