Castillos de Arena


Había una vez una familia que decidió ir a la playa para disfrutar de un día soleado. Llevaban todo lo necesario: toallas, protector solar, pelotas y muchas ganas de divertirse.

Cuando llegaron a la playa, buscaron el lugar perfecto para instalarse y comenzaron a armar su sombrilla. El papá se encargó de inflar los flotadores mientras que la mamá preparaba los sándwiches para la merienda.

Los niños estaban muy emocionados por jugar en la arena y construir un gran castillo. Así que rápidamente se pusieron manos a la obra. Mientras tanto, los padres disfrutaban del sol y charlaban tranquilamente. Después de un rato, el castillo estaba listo y era impresionante.

Los niños estaban muy contentos con su creación y se sentían orgullosos de haberlo hecho juntos como equipo. De repente, una ola inesperada arrasó con el castillo de arena dejando solo montones dispersos en el suelo.

Los niños se sintieron tristes al ver todo su trabajo deshecho en cuestión de segundos. Pero entonces, el papá les dijo: "No hay problema chicos, ¡vamos a construir otro castillo aún mejor!".

Y así fue como empezaron otra vez desde cero pero esta vez con más motivación e ideas nuevas. Mientras trabajaban en su nuevo proyecto, notaron que otras familias también habían tenido problemas con sus propias creaciones debido al fuerte viento y las olas impredecibles del mar.

Entonces decidieron ayudarles ofreciendo consejos útiles sobre cómo hacer estructuras más resistentes contra las condiciones climáticas adversas. Finalmente, después de mucho esfuerzo y trabajo en equipo, construyeron un castillo aún más grande y resistente que el anterior.

Los niños estaban felices porque habían aprendido algo nuevo y también ayudado a otras personas. Así terminó su día en la playa con un gran éxito y una lección importante: nunca rendirse ante los obstáculos y siempre estar dispuestos a ayudar a los demás.

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