Catalina y el camino seguro



Había una vez una niña llamada Catalina, que vivía en una pequeña casa con su mamá Gabriela y su papá Maximiliano.

A Catalina le encantaba salir a pasear por el vecindario con sus padres, pero había algo que la preocupaba: siempre tenía que tener mucho cuidado cuando salían a la calle. Un día, mientras caminaban por la acera, Catalina vio un perro corriendo hacia ella.

¡Le daba mucho miedo! Pero antes de que pudiera asustarse demasiado, su papá Maximiliano se puso delante de ella y le dijo:"No te preocupes, hija. Estoy aquí para protegerte". Catalina se sintió segura sabiendo que su papá estaba allí para cuidarla.

Continuaron caminando y llegaron a un cruce de calles muy transitado. La mamá de Catalina tomó su mano y le explicó:"Recuerda siempre mirar a ambos lados antes de cruzar la calle, mi amor. Queremos mantenernos seguros". Catalina asintió con la cabeza y prometió recordarlo.

Siguiendo las instrucciones de su mamá, miró hacia la izquierda y luego hacia la derecha antes de cruzar. Mientras seguían caminando, Catalina escuchó un ruido fuerte detrás de ellos. Se dio vuelta rápidamente y vio un auto acelerando cerca de ellos.

"¡Cuidado!" -gritó Maximiliano mientras empujaba a Gabriela y a Catalina fuera del camino del auto. Por suerte, todos estaban bien gracias al rápido reflejo del papá de Catalina. Pero ella se sintió muy asustada y comenzó a llorar.

Gabriela la abrazó y le dijo:"Está bien, mi amor. A veces pueden suceder cosas inesperadas, pero siempre estaremos aquí para protegerte". Catalina se secó las lágrimas y decidió que no dejaría que el miedo la detuviera.

Quería aprender cómo mantenerse segura en la calle. Al día siguiente, Catalina fue a la biblioteca con sus padres y encontraron un libro sobre seguridad vial para niños. Lo llevaron a casa y lo leyeron juntos.

Aprendieron sobre los semáforos, las señales de tráfico y cómo usar correctamente el cruce peatonal. Después de leer el libro, Catalina practicaba cruzar la calle con sus muñecos en su patio trasero.

Les enseñaba cómo esperar por el semáforo verde antes de cruzar imaginariamente una calle hecha con tizas en el piso.

Un día, mientras caminaban hacia el parque, Catalina notó algo extraño: ¡el semáforo estaba en rojo! Se detuvo junto a sus padres y les dijo:"Esperemos hasta que esté verde para poder seguir adelante". Gabriela y Maximiliano sonrieron orgullosos al ver lo atenta que era Catalina a su entorno. Esperaron pacientemente hasta que el semáforo cambió a verde y luego continuaron su camino hacia el parque.

Desde ese día, Catalina siempre recordaba mirar hacia ambos lados antes de cruzar la calle, esperar por los semáforos verdes y estar atenta a cualquier peligro potencial cuando salían juntos.

Sabía que sus padres estarían allí para protegerla, pero también entendía la importancia de cuidarse a sí misma. Catalina demostró ser una niña valiente y responsable, siempre dispuesta a aprender y mantenerse segura. Y así, junto a sus padres, disfrutaba de cada paseo sabiendo que estaban juntos en el camino de la vida.

FIN.

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