Catalina y el perro abandonado



Catalina era una niña muy alegre y curiosa. Siempre estaba buscando nuevas aventuras y aprendiendo cosas nuevas. Pero había algo que le preocupaba mucho: el camino al colegio.

Era un camino largo y lleno de obstáculos, y Catalina no se sentía lo suficientemente segura para hacerlo sola. Por eso, todas las mañanas su papá Luis la acompañaba hasta la puerta del colegio.

Un día, mientras caminaban juntos hacia el colegio, Catalina le preguntó a su papá:- Papá, ¿por qué tengo que ir al colegio? - Bueno hija -respondió Luis-, el colegio es un lugar donde aprenderás muchas cosas importantes para tu vida.

Allí conocerás amigos, aprenderás a leer y escribir, y te prepararás para ser una persona independiente y exitosa en el futuro. Catalina reflexionó sobre esto por un momento y luego dijo:- ¡Qué emocionante! Quiero aprender todo lo que pueda en el colegio.

Luis sonrió orgulloso de su hija y continuaron caminando juntos hacia el colegio. Pero entonces ocurrió algo inesperado: encontraron un perro abandonado en la calle. Catalina se acercó al perro con cuidado mientras Luis lo observaba desde atrás. El perro parecía asustado pero también necesitado de cariño.

- Papá -dijo Catalina-, creo que este perrito necesita ayuda. ¿Podemos llevarlo al veterinario? Luis se sorprendió por la propuesta de su hija pero también sintió admiración por su empatía hacia los animales. - Claro hija -dijo Luis-.

Vamos a llevarlo al veterinario y asegurarnos de que esté bien. Catalina y Luis llevaron al perro al veterinario, quien los ayudó a encontrar un hogar temporal para el animal mientras buscaban a su dueño o encontraban una familia que quisiera adoptarlo.

Mientras esperaban en la sala de espera del veterinario, Catalina le preguntó a su papá:- Papá, ¿por qué algunas personas abandonan a sus mascotas? Luis reflexionó por un momento antes de responder:- Bueno hija, hay muchas razones por las cuales una persona puede decidir abandonar a su mascota.

A veces no tienen la capacidad económica para cuidarlos adecuadamente, otras veces simplemente no saben cómo hacerlo.

Pero lo importante es recordar que todos los animales merecen amor y respeto, y debemos hacer todo lo posible para ayudarlos cuando están en necesidad. Catalina asintió con la cabeza mientras acariciaba al perrito en sus brazos. Finalmente llegó el momento de dejar al perro con su hogar temporal y continuar hacia el colegio.

En el camino hacia el colegio, Catalina le dijo a su papá:- Papá, hoy aprendí algo muy importante: tenemos que ser compasivos con los demás seres vivos. Los animales también merecen nuestro amor y respeto.

Luis sonrió orgulloso de su hija mientras llegaban juntos hasta la puerta del colegio. - Estoy muy orgulloso de ti hija -dijo Luis-, eres una niña muy valiente e inteligente. Siempre recuerda que estaré aquí para apoyarte en todo lo que necesites.

Catalina sonrió feliz antes de entrar al colegio, sabiendo que tenía el amor y apoyo de su papá en todo momento.

FIN.

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