Catalina y la lección del Payaso Tomás


Había una vez una niña llamada Catalina, que tenía 4 años y vivía en un pequeño pueblo de Argentina. Catalina era muy curiosa y siempre quería explorar el mundo que la rodeaba.

Sin embargo, su mamá Gabriela y su papá Maximiliano le enseñaron desde muy pequeña a tener cuidado en la calle. Un día soleado, mientras jugaba en el jardín, Catalina vio a unos niños caminando por la acera.

Se preguntó qué estarían haciendo y decidió seguirlos sin decirle nada a sus padres. Mientras los seguía, se dio cuenta de que estaban comprando helados en una heladería cercana.

Catalina se acercó sigilosamente a la puerta de la heladería y observó cómo los niños disfrutaban de sus helados. El delicioso olor del dulce manjar llenó sus narices y no pudo resistirse más. Decidió entrar a la heladería sin darse cuenta de lo peligroso que podía ser cruzar la calle sin un adulto.

Cuando finalmente llegó al otro lado, Catalina se encontró con un extraño personaje llamado Tomás. Tomás era un payaso amable pero distraído que trabajaba repartiendo volantes para su próximo espectáculo circense.

"¡Hola! ¿Quién eres?" -preguntó Tomás con entusiasmo al ver a Catalina sola en medio de la calle. "Soy Catalina, tengo 4 años" -respondió ella tímidamente-. "Estaba siguiendo a unos niños para saber qué hacían". Tomás sonrió y le explicó que estaba entregando volantes para su circo.

Catalina se emocionó al escucharlo y le pidió que le enseñara algunos trucos de magia. "¡Claro que sí!" -dijo Tomás-. "Pero antes, debemos asegurarnos de que estés a salvo en la calle".

Tomás tomó la mano de Catalina y la guió por las calles, siempre mirando a ambos lados antes de cruzar. Le explicó cómo los autos pueden ser peligrosos si no se tiene cuidado y cómo es importante siempre estar acompañado por un adulto.

Mientras caminaban juntos, Catalina aprendió sobre las señales de tráfico y cómo interpretarlas correctamente. También aprendió sobre los colores del semáforo: el rojo significa detenerse, el amarillo significa precaución y el verde significa avanzar con seguridad.

Después de aprender todas estas cosas importantes sobre cómo comportarse en la calle, Tomás finalmente llegó a su circo. Allí, Catalina quedó maravillada con los increíbles trucos de magia que el payaso hacía desaparecer objetos y convertirlos en otros totalmente diferentes.

Catalina disfrutó mucho su día con Tomás pero sabía que era hora de regresar a casa. Antes de despedirse, Tomás le recordó lo importante que era seguir las reglas para mantenerse segura en la calle.

Con una sonrisa en su rostro, Catalina volvió a casa corriendo hacia sus padres Gabriela y Maximiliano. Les contó todo lo ocurrido durante su aventura e hizo hincapié en lo vital que era tener cuidado al cruzar la calle.

Gabriela y Maximiliano quedaron impresionados de lo mucho que Catalina había aprendido y prometieron seguir enseñándole más sobre la seguridad en la calle. Desde ese día, Catalina siempre recordó las lecciones que Tomás le había enseñado y nunca olvidó mirar a ambos lados antes de cruzar.

Y así, Catalina se convirtió en una niña responsable y segura, siempre teniendo cuidado en la calle gracias a las enseñanzas de sus padres y su aventura con el amable payaso Tomás.

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