Catha y Súper Mamá al Rescate
Era un hermoso día soleado en Maldonado, Uruguay. Catha se despertó emocionada porque era el cumpleaños de su mejor amiga, Sofía. Decidió hacerle un dibujo gigante con colores brillantes y un montón de globos para que su amiga se sintiera especial. Mientras trabajaba en su proyecto, su mamá, a quien cariñosamente llamaba Súper Mamá, entró en la habitación.
"¡Buenos días, Cathita! ¿Qué estás haciendo tan temprano?" preguntó Súper Mamá con una amplia sonrisa.
"Estoy dibujando un regalo para Sofía. ¡Es su cumpleaños!" respondió Catha con una gran sonrisa.
Mamá miró el dibujo y dijo:
"¡Es maravilloso! Sofía se va a poner muy feliz. ¿Te gustaría que te ayude a envolverlo?"
"¡Sí, por favor!" exclamó Catha.
Después de envolver el dibujo con un papel brillante y muchos colores, Catha y Súper Mamá se dieron cuenta de que todavía quedaba tiempo antes de la fiesta. Entonces, Catha sugirió llevar a Milo, su perro, al parque.
Cuando llegaron al parque, se encontraron con algunos de los amigos de Catha. Todos comenzaron a jugar a la pelota, y Milo no paraba de correr tras la pelota. Sin embargo, en medio de la diversión, un gran gato negro apareció de repente.
"¡Mira, Catha!" gritó uno de sus amigos. "¡Ese gato tiene un collar raro!"
"Sí, parece que se ha perdido", observó Súper Mamá, que ya había notado el aspecto preocupado del gato.
Catha se acercó al gato y se agachó.
"Hola, amigo. ¿Te perdiste?" le preguntó con dulzura. El gato maulló en respuesta.
"Creo que deberíamos ayudarlo", dijo Catha con determinación.
Sin pensarlo mucho, Catha decidió seguir al gato.
"¡Vamos, Milo!" gritó, mientras su perro ladraba entusiasmado. Súper Mamá, aunque un poco preocupada, decidió acompañar a su hija.
El gato los guió a través de callejones y parques. En un momento, se detuvo delante de una casa grande, donde parecía que había muchos otros gatos.
"¿Crees que es su hogar?" se preguntó Catha.
"Podría ser", respondió Súper Mamá. Y con confianza, tocaron la puerta.
Al abrir la puerta, se encontraron con una amable anciana.
"¡Oh! ¡Qué bonito que has traído a mi gato!" exclamó la mujer con lágrimas de alegría.
"Estábamos buscando a su mascota", explicó Catha.
"Debe estar feliz de volver a casa", agregó Súper Mamá.
La anciana sonrió y llevó a su gato adentro.
"Como agradecimiento, me gustaría invitarles a una galletita casera. ¿Quieren?"
Catha y Súper Mamá aceptaron gustosamente. Mientras disfrutaban de las galletitas, la anciana les contó sobre la importancia de cuidar a los animales y cómo todos pueden ayudar a los que están perdidos.
Reflexionando sobre la aventura, Catha dijo:
"¡Qué importante es ayudar a los demás!"
"Sí, Cathita. Siempre que podemos hacer algo bueno, debemos hacerlo", respondió Súper Mamá.
Regresaron al parque justo a tiempo para la fiesta de Sofía. Catha se sintió muy feliz de haber ayudado al gato perdido.
"Gracias, Mamá. ¡Eres mi héroe!"
"Y tú eres mi heroína, Catha", respondió Súper Mamá abrazándola.
Más tarde, en la fiesta, Catha le dio a Sofía el dibujo especial.
"¡Es hermoso! ¡Me encanta!" dijo Sofía mientras lo miraba con asombro.
"Hice esto para ti, porque eres una amiga increíble", dijo Catha con orgullo.
Y así, no solo fue un día de celebración, sino también un día lleno de enseñanza. Catha aprendió que ser súper no solo era algo de las películas, sino que todos pueden ser héroes al ayudar a otros. Al final del día, Catha regresó a casa entre risas y abrazos, y se sintió muy amada por su familia, desde su papá hasta su abuela Paola.
Esa noche, al acostarse, Catha miró al cielo estrellado desde su ventana y pensó: "Hoy hice una diferencia". Con una sonrisa, se durmió tranquila, lista para nuevas aventuras.
FIN.