Cecilia y el puente protector



Había una vez en un pequeño pueblo rodeado de un frondoso bosque, vivía Cecilia Mujica, una niña curiosa y valiente que siempre estaba lista para vivir nuevas aventuras.

Desde muy temprana edad, Cecilia había sentido una conexión especial con la naturaleza y le encantaba explorar cada rincón del bosque que rodeaba su casa. Un día soleado, mientras caminaba por el bosque, Cecilia escuchó un leve murmullo que parecía venir de lo más profundo del bosque.

Intrigada, decidió seguir el sonido hasta llegar a un claro donde encontró a un grupo de animales del bosque reunidos alrededor de un árbol caído. "¿Qué sucede aquí?", preguntó Cecilia acercándose al grupo de animales.

"¡Oh, Cecilia! ¡Qué bueno que llegaste!", exclamó el conejo. "El árbol ha caído bloqueando nuestro camino hacia la fuente de agua", explicó la ardilla con preocupación. "Sin agua no podremos sobrevivir por mucho tiempo", agregó el zorro con tristeza en sus ojos.

Cecilia miró la situación y sin dudarlo se puso manos a la obra. Con ingenio y determinación, comenzó a buscar ramas y piedras para construir una especie de puente improvisado sobre el árbol caído.

Los animales la observaban con asombro mientras trabajaba incansablemente. Después de varias horas de arduo trabajo, finalmente lograron construir el puente que permitía cruzar sobre el árbol caído. Los animales estaban emocionados y agradecidos por la valentía y habilidad de Cecilia.

"¡Gracias, Cecilia! Gracias a ti podremos llegar nuevamente a nuestra fuente de agua", dijo emocionado el zorro. "¡Eres increíble!", exclamó la ardilla con admiración. "¡Sí! ¡Gracias por salvarnos!", añadió el conejo saltando felizmente.

Cecilia sonrió satisfecha pero sabía que aún quedaba algo por hacer. Decidió organizar junto a los animales una jornada para limpiar y mantener limpio el bosque, enseñándoles cómo cuidar su hogar natural para evitar futuros problemas como aquel del árbol caído.

Desde ese día en adelante, Cecilia se convirtió en la guardiana del bosque y sus habitantes se convirtieron en sus amigos más fieles.

Juntos aprendieron la importancia del trabajo en equipo, el valor de ayudar desinteresadamente y sobre todo, cómo cuidar y respetar la naturaleza que los rodeaba. Y así fue como gracias a la valentía e ingenio de Cecilia Mujica, el bosque floreció más hermoso que nunca siendo ejemplo para todos quienes lo visitaban.

FIN.

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