Celebrando el Día del Animal
Había una vez en una granja muy especial, un día soleado de abril. Todos los animales estaban muy emocionados porque se acercaba el 29 de abril, el Día del Animal. El granjero Juan, un hombre amable y cariñoso con todos sus animales, les preparó una sorpresa.
Por la mañana, el granjero Juan reunió a todos los animales en el patio y les dijo:
- ¡Buenos días, mis queridos amigos animales! Hoy es un día muy especial porque vamos a celebrar el Día del Animal. Pero antes de comenzar la fiesta, hay un misterio que debemos resolver. Anoche, escuché ruidos extraños en la granja. Alguien ha estado escondiendo y jugando en la noche y todavía no sé quién ha sido. ¿Alguien de ustedes sabe algo al respecto?
Los animales se miraron entre sí, intrigados y curiosos. La vaca Lola levantó su pezuña y dijo:
- Yo escuché algunos ruidos extraños también, pero estaba tan cansada que no quise salir de mi establo para ver qué pasaba.
El conejito Pancho, muy nervioso, saltó y exclamó:
- Yo vi una sombra rápida corriendo por el campo, pero era tan veloz que no pude distinguir quién era.
El resto de los animales expresaron que también habían escuchado cosas extrañas, pero ninguno sabía quién podía ser el causante de los misteriosos ruidos.
El granjero Juan les propuso a los animales investigar juntos. Todos aceptaron y se dividieron en grupos para buscar pistas. El conejito Pancho y la vaca Lola se dirigieron hacia el campo, mientras que el gallo Manuel, el cerdito Paco y la oveja Margarita fueron a explorar el granero. El perro Toby y el gato Mishi se quedaron cerca del granjero Juan para asegurarse de que no se escapara ninguna pista.
Después de un rato de búsqueda, el conejito Pancho gritó emocionado:
- ¡Encontré algo! Aquí hay unas huellas muy traviesas, ¡creo que son de un zorrillo!
Mientras tanto, en el granero, la oveja Margarita descubrió algo brillante debajo de la paja:
- ¡Chicos, encontré algo! Es una llave, debe ser la que abre el baul del tesoro!
Finalmente, el perro Toby olfateó algo en el establo y se dio cuenta de que las bolsas de comida para los animales estaban un poco revueltas, como si algo hubiera estado rebuscando en ellas.
Con todas estas pistas, los animales se reunieron nuevamente con el granjero Juan, quien estaba muy intrigado por lo que habían descubierto. Juntos, analizaron las pistas y llegaron a una conclusión:
- Parece que un zorrillo, buscando comida, ha estado jugando y curioseando por la granja durante las noches. No hicimos ningún daño, pero queremos asegurarnos de que esté seguro y no cause problemas. ¡Debemos construirle un espacio especial con comida para que pueda venir sin asustar a nadie! - exclamó el granjero Juan con una sonrisa.
Los animales asintieron emocionados, felices de haber resuelto el misterio. El granjero Juan y los animales colaboraron juntos para construir un lugar seguro y especial para el zorrillo, donde pudiera encontrar comida sin meterse en problemas.
Finalmente, al caer la tarde, todos los animales se reunieron para celebrar el Día del Animal con una gran fiesta llena de música, baile y deliciosa comida. El zorrillo, desde su nuevo espacio especial, se unió a la celebración, agradecido por la generosidad y buena voluntad de todos.
Así, en la granja, el Día del Animal se convirtió en una jornada de solidaridad, amistad y respeto por todas las criaturas que comparten nuestro mundo, enseñándoles a los niños el valor de cuidar y respetar a los animales.
FIN.