Celeste y el camino hacia la autoestima
Celeste era una chica alegre y creativa que vivía en un pequeño pueblo. Estaba enamorada de Gabriel, un chico apuesto y carismático, pero que a veces podía ser muy tóxico.
Gabriel solía criticar a Celeste, hacerla sentir insegura y celosa, y a menudo la hacía sentir que sus intereses y pasatiempos no eran importantes. A medida que pasaba el tiempo, Celeste comenzó a darse cuenta de que la actitud de Gabriel la estaba lastimando.
Un día, decidió hablar con su abuela, Doña Esperanza, una mujer sabia y comprensiva. -Abuelita, no sé qué hacer. Gabriel me hace sentir mal conmigo misma todo el tiempo-, dijo Celeste entre lágrimas.
Doña Esperanza abrazó a Celeste y le susurró al oído: -Hija, el amor no debería hacerte sentir así. Tienes que aprender a valorarte a ti misma y a rodearte de personas que te hagan sentir bien. Celeste reflexionó sobre las palabras de su abuela y decidió tomar una decisión valiente.
Habló con Gabriel y le explicó cómo se sentía. Pero Gabriel no comprendió y se enojó. Esa noche, Celeste escribió en su diario todas las cosas maravillosas que había logrado y las cualidades que la hacían única.
Se prometió a sí misma que se enfocaría en sus pasiones y en rodearse de personas positivas. Al día siguiente, Celeste participó en un concurso de arte en su pueblo y ganó el primer premio.
Celebró junto a su abuela, su familia y amigos que la apoyaban incondicionalmente. A partir de ese día, Celeste comenzó a rodearse de personas que la apoyaban y la hacían sentir bien. Se dio cuenta de que el amor propio era el camino hacia la felicidad.
Y aunque fue difícil al principio, eventualmente encontró a alguien que la amaba de verdad y la hacía sentir segura y feliz.
Gabriel se arrepintió de su actitud y trató de cambiar, pero Celeste pudo ver claramente el valor de su autoestima y decidió seguir adelante.
FIN.