Celeste y el Jardín de los Colores



En un pequeño pueblo llamado Coloria, vivía una niña llamada Celeste. Celeste era curiosa y le encantaba explorar el mundo que la rodeaba. Un día, decidió aventurarse más allá de su hogar para descubrir qué había más allá de los límites conocidos.

Mientras caminaba por el sendero del bosque, encontró una puerta antigua hecha de madera. "¿Qué habrá detrás de esta puerta?" - se preguntó. Con un empujón, la puerta se abrió y Celeste se encontró en un jardín mágico, lleno de plantas de todos los colores del arcoíris.

"¡Hola!" - dijo una voz suave. Era una mariposa brillante que revoloteaba a su alrededor. "Soy Medianoche, la mariposa guardiana de este jardín. ¿Te gustaría ser parte de una aventura?"

Celeste sonrió emocionada.

"¡Sí, claro! ¿En qué puedo ayudar?"

"Este jardín ha perdido su magia porque alguien ha robado los colores de las flores. Necesitamos tu ayuda para recuperarlos."

"¿Cómo puedo ayudar?" - preguntó Celeste.

Medianoche explicó que en el centro del jardín había una fuente mágica que podía devolver los colores, pero había que resolver tres acertijos para acceder a ella. Celeste aceptó el desafío.

"El primer acertijo es: ¿cuál es más grande que un elefante pero no pesa nada?"

Celeste pensó intensamente. Después de un momento, exclamó: "¡La sombra!"

Medianoche aplaudió suspiro aliviado del jardín. "¡Correcto! Vamos al siguiente."

El segundo acertijo decía: “Soy algo que se alimenta de luz y solo vivo en la noche. ¿Qué soy? ” Celeste frunció el ceño hasta que de repente una idea le vino a la mente.

"¡Una estrella!"

Medianoche gritó de alegría:

"¡Lo has logrado, Celeste! Ahora el último acertijo: 'Verme es fácil, no tengo forma, soy rápido como el rayo y apago el fuego. ¿Qué soy?'"

Celeste sintió que el tiempo se detenía; cerró los ojos y dejó que su mente viajara. "¡Es el viento!"

"¡Eres increíble! Vamos a la fuente."

Con la ayuda de Medianoche, Celeste llegó a la fuente mágica. Cuando se asomó, vio que el agua brillaba como miles de colores. Al sumergir su mano, una luz resplandeciente la rodeó. La energía de los colores comenzó a llenar el jardín.

"¡Lo lograste, Celeste! Ahora el jardín puede volver a ser hermoso. ¿Te gustaría quedarte y cuidar de él con nosotros?"

Celeste se sintió tentada, pero recordó a sus amigos en Coloria. "No puedo, tengo que regresar, pero prometo visitar siempre que pueda."

"Está bien, pero antes, llévate un pequeño regalo." - dijo Medianoche, entregándole una pequeña semilla.

"Esta semilla siempre te recordará la magia del Jardín de los Colores. Cuando la plantes, crecerá un arcoíris."

Celeste regresó a su casa, plantó la semilla y, al cabo de unos días, un hermoso arcoíris creció en su jardín. Sus amigos quedaron maravillados y Celeste les contó sobre su aventura.

"Todos podemos ser guardianes de algo especial," les dijo. "Siempre que cuidemos y respetemos lo que tenemos, la magia nunca se perderá."

Desde ese día, el jardín se llenó de risas, historias y colores. Las aventuras de Celeste se convirtieron en inspiración para todos, recordando que la curiosidad y el deseo de ayudar pueden crear un mundo más colorido y alegre.

Y así, cada vez que los niños veían el arcoíris, sabían que la verdadera magia reside en la amistad y el cuidado de nuestro entorno.

Fin.

FIN.

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