Celia y el misterio del cachorro perdido


Celia era una niña a la que le encantaban los animales. Todos los días, después de la escuela, iba al refugio de animales para ayudar. Le encantaba alimentar a los perros, acariciar a los gatos y jugar con los conejitos.

Un día, mientras estaba limpiando el patio del refugio, escuchó un llanto lastimero. Se acercó a la cerca y vio un pequeño cachorrito atascado entre unos arbustos. Rápidamente, corrió a ayudarlo. -¿Qué te pasó, amiguito? –preguntó con ternura.

El cachorro, con sus ojitos tristes, no dejaba de temblar. Celia no se lo pensó dos veces y lo llevó al refugio. Allí, le limpió las heridas y lo alimentó con mucho cariño.

El cachorrito, que se llamaba Pelusa, pronto empezó a recuperarse. Celia se encariñó mucho con él y decidió preguntar al personal del refugio si podía llevarlo a casa. Aunque al principio le dijeron que no, Celia no se rindió.

Organizó una colecta con la ayuda de otros voluntarios para juntar fondos y poder cuidar a Pelusa. Todos en el refugio se sorprendieron por la determinación de la pequeña. Finalmente, gracias al esfuerzo de Celia, le dieron permiso para llevarse a Pelusa a casa.

Desde ese día, Celia y Pelusa se convirtieron en inseparables. Juntos, vivieron grandes aventuras y ayudaron a más animales necesitados. Celia demostró que con amor, esfuerzo y determinación, se pueden lograr grandes cosas.

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