Chali Cabrera y el Torneo de los Colores



Era un día soleado en la escuela primaria Arcoíris, y todos los alumnos estaban emocionados por el gran torneo de amigos y colores. El torneo consistía en varias competencias entre equipos de diferentes colores, y cada equipo tenía un nombre especial. Chali Cabrera, una niña especial de tercer grado, estaba en el equipo blanco, y tenía un gran sueño: ganar una medalla de oro.

Chali era conocida por ser muy buena en deportes, pero también era muy solidaria. Siempre alentaba a sus amigos y se esforzaba por ayudar a los demás. Mientras todos se preparaban, su maestra, la señorita Rosa, les habló.

"Chicos, hoy no solo se trata de ganar. Lo más importante es jugar juntos y disfrutar del juego" - dijo la maestra, sonriendo.

Los equipos estaban formados por varias categorías. Chali había representado al equipo blanco en tercer grado, pero también había tenido la oportunidad de jugar en el equipo rojo durante el segundo grado, y había sido parte del equipo azul en las inter aulas. Cada equipo tenía su propia estrategia, pero el mote que siempre llevaba Chali era la amistad y la colaboración.

La primera competencia fue el juego de relevos. Chali corrió con todas sus fuerzas y, al pasar la posta a su amigo de colores, el equipo blanco estaba en primer lugar.

"¡Vamos, equipo! ¡Podemos ganar!" - gritó Chali, llena de energía. Su entusiasmo fue contagioso.

Sin embargo, en la siguiente ronda, Chali se enteró de un problema. El equipo de su amigo Diego, el amarillo, que había quedado rezagado, no contaba con suficientes jugadores.

"Chicos, no podemos dejar a nadie fuera. ¿Qué tal si hacemos un intercambio?" - propuso Chali.

El equipo blanco decidió enviar a uno de sus mejores corredores al equipo amarillo para ayudar a Diego. Aunque eso significaba que tendrían un poco menos de posibilidades de ganar, para Chali lo importante era la unión.

Los demás equipos la miraron sorprendidos. Nadie esperaba que el equipo blanco hiciera eso.

"¡Eso es increíble, Chali!" - comentó una compañera del equipo rojo.

Los juegos continuaron, y Chali se dio cuenta de que ayudar a los demás podía ser igual de gratificante que ganar. En otra competencia, el equipo rojo se quedó sin un jugador debido a una caída accidental. Chali, recordando lo que había hecho su equipo, se ofreció para ayudar.

"No se preocupen, yo puedo correr un tramo más largo. ¡Vamos, equipo rojo!" - gritó. Eso motivó a su nuevo equipo, y juntos lograron la victoria en esa ronda.

El torneo avanzaba y, al llegar a la gran final, Chali se sintió preocupada. No solo su equipo blanco estaba en la contienda, sino que el equipo amarillo había avanzado más de lo que pensaban.

"Chicos, pase lo que pase, juguemos con el corazón. ¡Eso es lo que cuenta!" - dijo Chali, recordando las palabras de su maestra.

El juego final fue muy reñido. Ambos equipos lucharon arduamente por cada punto; el equipo blanco y el amarillo estaban empatados. En el último minuto, Chali hizo una jugada espectacular que sorprendió a todos.

"¡A por todas, equipo! ¡Ahora es cuando!" - gritó al ver la oportunidad. Pero justo en ese momento, una de las jugadoras del equipo amarillo se cayó. Chali se detuvo en seco y corrió hacia ella.

"¿Estás bien? ¡Puedo hacer la jugada!" - preguntó con preocupación, dejando de lado la competencia.

La niña amarilla sonrió aunque se veía triste.

"Sí, solo estoy un poco cansada. Gracias, Chali. Pero – dijo, animándose - me gustaría que siguiéramos jugando juntas. ¿Te parece?"

Esa propuesta hizo que las dos se miraran con complicidad. Chali levantó la vista.

"¿Qué tal si hacemos un equipo? ¡Un equipo de amigas para ganar juntas!" - Chali propuso.

El árbitro, sorprendido, les dio el visto bueno. Así, el juego llegó a un sentido inusual. Las dos se unieron y, aunque no pude saberse quién ganó, nadie se preocupaba por eso.

Al final, cuando todos se acercaron al podio, Chali fue elegida como la jugadora más valiente por haber puesto la colaboración frente a la competencia. Se le entregó una medalla especial.

"Esto es para todos. Para el equipo amarillo, el rojo y el azul. Ganamos juntos, como amigos" - dijo Chali mientras levantaba la medalla en alto.

Todos aplaudieron. Así, el torneo se convirtió en una jornada de alegría y unión, recordándoles que la verdadera victoria no es solo ganar o perder, sino en compartir amistad y valores en conjunto.

Desde ese día, cada año en la escuela Arcoíris se celebra el Día de la Amistad con un torneo entre equipos de colores, donde la colaboración y el disfrute superan cualquier competencia. Y Chali Cabrera siempre fue recordada como la niña que reunió a todos, independiente del color de su camiseta.

¡Y esos fueron los colores de la felicidad!

FIN.

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