Chanchin y la Manzana Rebelde
En un hermoso y verde campo, vivía un chancho llamado Chanchin. Era un chancho muy especial, con una gran sonrisa y un corazón valiente. A Chanchin le encantaba pasear por los prados, jugar con las flores y, lo más importante, cuidar de su favorita de todas las frutas: una manzana roja brillante que había encontrado en el bosque. Era una manzana mágica que le contaba historias sobre aventuras y sueños.
Un día, mientras paseaba con su manzana, se encontró con un grupo de chanchos que no eran tan amables. Eran conocidos como los Chanchos Malos, y siempre estaban buscando manera de hacerle pasar un mal rato a los demás.
Una de ellas, la más grandota y malhumorada, se le acercó y le dijo:
- “¡Eh, Chanchin! Esa manzana tiene que ser nuestra. ¡Dánosla ya! ”
Chanchin, preocupado, se aferró aún más a su manzana y respondió:
- “No quiero dárselas. Esta manzana es especial para mí y no estoy dispuesto a que se la lleven.”
Los chanchos malos comenzaron a reírse, como si se estuvieran burlando de él. El más pequeño del grupo, que siempre estaba buscando problemas, añadió:
- “¡Mirá a este pequeño chancho! ¿Acaso creés que podés enfrentarnos? ”
A pesar de la presión, Chanchin se mantuvo firme y les dijo:
- “No quiero pelear, pero no les daré mi manzana. Debemos aprender a compartir, pero eso no significa que deba hacer lo que ustedes digan.”
Enfurecidos, los chanchos malos decidieron correrlo. Chanchin, nervioso pero decidido, salió corriendo hacia el bosque con su manzana. Mientras corría, se preguntaba si había tomado la decisión correcta. El corazón le latía fuerte, no solo por el miedo, sino porque sabía que lo que había hecho era lo correcto.
Al llegar a un claro en el bosque, se detuvo a descansar. Allí conoció a un viejo búho sabio que estaba posado en una rama.
- “Hola, pequeño chancho. ¿Qué te trae por aquí tan rápido? ”
Chanchin suspiró y le contó todo lo que había pasado.
- “Esos chanchos malos no entienden lo que significa la amistad y el respeto. ¿Sabías que el valor no solo se trata de pelear, sino de tomar decisiones justas? ”
El búho le sonrió con sabiduría y continuó:
- “Recuerda, Chanchin, a veces la mejor manera de enfrentarse a los problemas es a través de la astucia y no mediante la fuerza.”
Con renovada energía, Chanchin ideó un plan. Regresó al campo y enfrentó a los chanchos malos una vez más:
- “Escuchen, no quiero pelear. Pero quiero proponerles un desafío.”
Los chanchos malos se miraron entre sí, intrigados.
- “¿Qué tipo de desafío? ”
Chanchin, con una gran sonrisa, les dijo:
- “Hagamos una carrera hasta el río. Si ustedes ganan, pueden quedarse con mi manzana. Pero si yo gano, tendrán que prometer que no volverán a molestar a nadie más en el campo.”
Los chanchos malos se rieron de él:
- “¡Aceptar un desafío de un pequeño chancho! De acuerdo, ¡está hecho! ”
La carrera comenzó, y mientras corrían, Chanchin recordó lo que le había enseñado el búho. No podía ganar en fuerza, pero sí podía ser astuto. En una curva, decidió tomar un atajo por el sendero de los arbustos. Los chanchos malos, confiados, tomaron el camino largo.
Finalmente, Chanchin llegó primero al río y, lleno de alegría, gritó:
- “¡He ganado! ”
Los chanchos malos llegaron poco después, agotados y sorprendidos.
- “No podemos creer que hayas ganado, pequeño chancho.”
Comprendiendo la lección, uno de ellos, el más pequeño, dijo:
- “Tal vez deberíamos aprender a ser más amables y a compartir.”
Y así, los chanchos malos, al darse cuenta de que habían perdido de manera justa, levantaron la cabeza y admitieron su derrota. Prometieron no volver a molestar a nadie más en el campo, y Chanchin, con una sonrisa, compartió su manzana con ellos, promoviendo la amistad en lugar de la enemistad.
Desde entonces, Chanchin no solo él fue conocido como el buen chancho del campo, sino que también inspiró a otros a ser valientes y justos, ya que recordaron que siempre es mejor elegir el camino de la bondad y la amistad.
FIN.