Charlas con el Cielo y la Luna


Había una vez una niña llamada Valentina, a quien le encantaba escribir historias de ciencia ficción en su cuaderno.

Un día, mientras estaba sentada en el jardín de su casa, mirando al cielo, se preguntó cómo sería si pudiera crear sus propios mundos. -¿Qué pasaría si yo pudiera inventar mi propio universo? -se preguntó Valentina. De repente, comenzó a imaginar un mundo con un mar cristalino y un cielo lleno de estrellas brillantes.

La luna también estaba presente allí, iluminando todo con su luz plateada. Valentina cerró los ojos e imaginó que podía entrar en ese mundo. Se encontraba ahora caminando por la orilla del mar cuando escuchó una voz llamándola desde arriba.

-Hola Valentina -dijo el cielo-. Soy el cielo y he venido a saludarte. Valentina levantó la vista y vio un enorme manto azul cubriendo todo lo que podía ver.

-¡Hola Cielo! ¿Cómo estás tan alto? ¿Puedes bajar para hablar conmigo? -Soy el cielo, no puedo bajar -respondió el cielo riendo-. Pero puedo contarte historias sobre las estrellas y los planetas que hay aquí arriba. Entonces comenzaron a charlar durante horas sobre planetas lejanos y constelaciones brillantes.

Valentina estaba fascinada por todas las historias que el Cielo tenía para contarle. De repente, la Luna apareció detrás de ellos. Era hermosa como siempre con su brillo plateado único. -Hola chicos -dijo la Luna-.

¿Qué están haciendo? -Estábamos hablando sobre las estrellas y los planetas -respondió Valentina emocionada-. ¿Tú también tienes historias que contarnos, Luna? -Por supuesto -dijo la Luna-. Hay muchas cosas interesantes que suceden aquí arriba en el universo. Entonces comenzaron a charlar los tres juntos.

La luna les contaba sobre los mares de lava y las montañas gigantes de roca en la superficie de algunos planetas. El Cielo les hablaba sobre las nebulosas y las galaxias lejanas.

Valentina estaba tan emocionada por todo lo que aprendía que decidió escribir un libro para compartir sus aventuras con otros niños. Así es como nació "El Universo de Valentina".

Desde ese día, todos los días Valentina se sentaba en el jardín para conversar con el Cielo y la Luna, quienes siempre tenían nuevas historias fascinantes para contarle. Y así logró crear su propio mundo lleno de imaginación y conocimiento infinito.

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