Chimpance y el Valor de la Amistad



Era una fría mañana en la ciudad y, dentro de un laboratorio, un pequeño chimpancé llamado Chimpance despertaba entre ruidos de máquinas y luces brillantes. Chimpance había estado allí desde que era muy pequeño y siempre se preguntaba por qué no podía jugar libremente fuera de esas cuatro paredes.

Conversaba todos los días con sus amigos: las ratas del laboratorio, que a veces se asomaban por el inodoro, y el viejo tortugo que había llegado allí por un accidente.

"¿Por qué estamos aquí?" - le preguntó Chimpance al tortugo un día.

"No lo sé, amigo, pero creo que tenemos que encontrar una forma de salir" - respondió el tortugo con la voz tranquila.

Los científicos que trabajaban en el laboratorio hacían pruebas en Chimpance y en otros animales. No sabían que él era más inteligente de lo que pensaban. Sin embargo, cada vez que hacía algo gracioso para intentar hacer reír a los científicos, ellos lo ignoraban, lo que lo hacía sentir triste.

Un día, mientras los científicos estaban ocupados, Chimpance tuvo una idea brillante.

"¡Si solo pudiera encontrar la forma de escaparme!" - murmuró Chimpance.

"Kiki, una de las ratas, siempre se escapa por los tubos de ventilación, tal vez ella pueda ayudarme" - pensó.

Cuando Kiki apareció, Chimpance la llamó:

"¡Kiki, necesito tu ayuda!"

"¿Qué pasa, Chimpance?" - preguntó la rata, mirando alrededor con cautela.

"Quiero salir de aquí, necesito que me muestres cómo lo haces tú" - dijo Chimpance con entusiasmo.

"De acuerdo, pero necesitamos planearlo muy bien" - sugirió Kiki.

Así que los dos comenzaron a idear un plan. Kiki le mostró a Chimpance los tubos de ventilación y cómo, con un poco de esfuerzo, podría alcanzar un lugar donde los científicos no lo buscaran.

El mismo día de la escapatoria, Chimpance se sintió muy nervioso, pero sabía que su libertad estaba a la vuelta de la esquina.

"¡Vamos, Chimpance!" - le animó Kiki.

"¡Sí, puedo hacerlo!" - respondió Chimpance, disponiéndose a salir.

Con mucho cuidado, logró meterse en el tubo de ventilación y empezó a avanzar por el laberinto de pasillos. En ese momento, se dio cuenta de algo importante:

"Kiki, si conseguimos salir, prometo que te llevaré conmigo a un lugar lleno de árboles y libertad" - le dijo, emocionado.

"¡Me encantaría!" - respondió Kiki con alegría.

Pero justo cuando estaba a punto de salir de un tubo, escucharon que los científicos estaban hablando.

"¿Dónde está el chimpancé?" - preguntó uno.

"Debemos encontrarlo antes de que se escape" - decía otro.

Chimpance sintió un escalofrío.

"¡Rápido, Kiki, tenemos que apurarnos!" - gritó.

Aceleraron el paso, y cuando estaban a punto de salir, un científico llegó justo a tiempo y los vio.

- “¡Ahí están! ” - exclamó, pero los animales lograron escabullirse justo a tiempo antes de que él llegara.

Finalmente, Chimpance y Kiki llegaron a un espacio abierto donde podían ver el cielo. Era un día soleado y hermoso.

"¡Lo logramos, Kiki! ¡Estamos libres!" - gritó Chimpance, saltando de alegría.

"Sí, pero tenemos que estar siempre juntos. ¡No más laboratorios para nosotros!" - respondió Kiki, sonriendo.

Desde ese día, Chimpance y Kiki se convirtieron en los mejores amigos y exploraron el mundo, conocieron otros animales y jugaron por horas sin pensar en las pruebas del laboratorio. Chimpance aprendió que la amistad y la valentía pueden vencer cualquier obstáculo.

Así, Chimpance dejó atrás el laboratorio y descubrió la felicidad de ser libre. Nunca olvidó lo que había vivido, pero sabía que siempre podría contar con sus amigos.

Y así, el pequeño chimpancé se convirtió en un símbolo de esperanza y valentía para todos los animales del bosque.

FIN.

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