Chispa encuentra a Martín
Había una vez en un barrio tranquilo de Buenos Aires, un perrito llamado Chispa que vivía con una familia amorosa. Sin embargo, Chispa siempre recordaba a su antiguo dueño, Martín, quien lo había cuidado y querido desde cachorro.
A pesar de tener todo el cariño de su nueva familia, Chispa sentía un vacío en su corazón y anhelaba reencontrarse con Martín.
Una tarde soleada, mientras la puerta quedó abierta por accidente, Chispa vio la oportunidad perfecta para escaparse y emprender su viaje en busca de Martín. Corrió por las calles del barrio sin mirar atrás, siguiendo su instinto y guiándose por el olfato que lo llevaría de regreso a su antigua casa.
Al llegar al barrio donde solía vivir con Martín, Chispa se encontró con calles desconocidas y edificios diferentes. Estaba perdido y desorientado, pero no perdió la esperanza de encontrar a su querido amigo.
Decidió preguntar a los vecinos si conocían a Martín, describiéndolo como mejor podía: alto, pelo oscuro y una sonrisa amable. "¿Martín? Sí, claro que lo conocemos. Vive en esa casa blanca al final de la calle", le dijo una señora mayor señalando hacia el final de la cuadra.
Con el corazón latiéndole fuerte de emoción, Chispa corrió hacia la casa blanca donde vivía Martín. Al llegar allí se detuvo frente a la puerta y empezó a ladrar emocionado.
La puerta se abrió lentamente y apareció Martín con una expresión sorprendida en el rostro. "¡Chispa! ¡Eres tú realmente! ¿Cómo has llegado hasta aquí?" exclamó Martín arrodillándose para abrazar al perrito. Chispa movió la cola felizmente reconociendo a su antiguo dueño después de tanto tiempo.
Se reencontraron entre lamidas y caricias llenas de alegría. Martín explicó que había tenido que mudarse lejos debido a cuestiones laborales y no pudo llevarse a Chispa consigo.
"Pero ahora que estás aquí podemos estar juntos nuevamente", dijo Martín con una sonrisa tierna. Chispa decidió quedarse junto a Martín en su nueva casa, donde serían felices como antes. Aunque extrañaría a su segunda familia, sabía que pertenecía al lado de aquel hombre que lo había criado desde cachorro.
Los días pasaron y Chispa disfrutaba cada momento al lado de Martín: salían juntos a pasear por el parque, jugar en el jardín o simplemente descansar bajo el sol acurrucados uno junto al otro.
La historia del perro que escapó para volver con su antiguo dueño se convirtió en leyenda en ese barrio porteño.
Y así demostraron que el amor verdadero siempre encuentra su camino de regreso a casa; ya sea entre personas o entre un perrito leal y su fiel amigo humano.
FIN.