Chispas y la Torre de la Paciencia



En un hermoso valle lleno de color, vivía un dragón llamado Chispas. Su escamas brillaban como las estrellas y su aliento era como una suave brisa. Un día, mientras Chispas jugaba con sus amigos, decidió construir una torre de piedras.

"¡Miren qué alta va a quedar!" - exclamó mientras apilaba piedra tras piedra con mucha alegría.

Sus amigos, una tortuga llamada Toto y una mariposa llamada Lila, lo miraban con admiración.

"¡Qué increíble, Chispas!" - comentó Toto, estirando su cuello para ver mejor la torre.

"Sí, ¡va a ser la más alta del valle!" - agregó Lila, revoloteando emocionada.

Pero justo cuando Chispas colocó la última piedra, un fuerte viento sopló y la torre ¡se derrumbó por completo! Las piedras rodaron por el suelo y Chispas, lleno de enojo, comenzó a sacar humo por las fosas nasales.

"¡Oh no! ¡Maldito viento!" - gritó Chispas, mientras el humo se esparcía y asustaba a todos sus amigos.

Lila, la mariposa, se acercó volando y dijo:

"Chispas, está bien enojarse, pero hay formas de manejarlo mejor. ¿Por qué no respirás hondo conmigo?"

Chispas, aún furioso, intentó respirar profundamente como Lila.

"Inhalar... exhalar... inhalar... exhalar..."

Con cada respiración, su enojo comenzaba a disiparse. El humo que salía de su nariz era menos denso, y eventualmente se detuvo.

"Gracias, Lila. Me siento un poco mejor ahora. Pero sigo triste por mi torre..." - dijo el dragón, mirando el desastre.

"Podemos reconstruirla. Esta vez, hagámoslo juntos!" - sugirió Toto con una sonrisa.

Chispas, con una nueva perspectiva, sonrió y asintió.

"¡Sí! ¡Gracias por ayudarme a calmarme!" - dijo, sintiéndose más ligero.

Y así, los tres amigos se pusieron a trabajar. Chispas utilizó su aliento de fuego no para enfurecerse, sino para unir las piedras con calor y hacerlas más fuertes. Lila ayudó a colocar las piedras en su lugar, mientras Toto les daba soporte desde abajo.

Después de un rato, la torre estaba lista, aún más alta y hermosa que antes.

"¡Miren lo que hicimos!" - exclamó Chispas, lleno de orgullo.

Los amigos celebraron en torno a la nueva torre.

"Lo logramos, juntos!" - dijo Lila sonriendo.

Chispas aprendió que aunque el enojo puede aparecer, con ayuda y respiración profunda, puede transformarse en algo positivo. Y desde ese día, cada vez que algo no salía como quería, recordaba cómo reconstruir no solo edificios, sino también emociones.

El dragón y sus amigos siguieron jugando, siempre recordando la importancia de la paciencia y la amistad.

FIN.

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