Chloe y el unicornio cantante



Había una vez en un bosque encantado, una hermosa niña llamada Chloe que tenía dos años pero aún no podía hablar.

Chloe era una niña curiosa y alegre, pero a veces se sentía triste porque no podía comunicarse con otras personas. Un día, mientras paseaba por el bosque, Chloe se encontró con un unicornio mágico llamado Luna. Luna era un unicornio blanco con crines plateadas y una voz encantadora. Apenas vio a Chloe, se acercó a ella con curiosidad.

-Hola, pequeña. ¿Por qué pareces tan triste? -preguntó Luna con amabilidad. Chloe señaló su garganta y trató de hacer sonidos, pero nada salía de su boca. -¿No puedes hablar? No te preocupes, yo te ayudaré -dijo Luna con una sonrisa reconfortante.

A partir de ese día, Chloe y Luna se convirtieron en grandes amigas. Chloe pasaba las tardes jugando con Luna y escuchando su hermosa voz mientras el unicornio cantaba canciones mágicas.

Poco a poco, Chloe comenzó a imitar los sonidos que salían de la boca de Luna. Al principio eran solo balbuceos, pero con el tiempo, Chloe fue capaz de cantar pequeñas melodías. Los dos amigos pasaban horas juntos, practicando canciones y riendo a carcajadas.

Un día, mientras jugaban en el bosque, Chloe escuchó a lo lejos la voz preocupada de su mamá. -¡Chloe, Chloe! ¿Dónde estás? -gritaba su mamá. Chloe se puso nerviosa, pero Luna la tranquilizó con cariño. -No te preocupes, pequeña.

Ahora puedes cantar, puedes llamar a tu mamá. Chloe tomó aire y comenzó a cantar una canción que Luna le había enseñado, y su voz resonó por todo el bosque. Su mamá la encontró rápidamente y quedó sorprendida al escuchar a Chloe cantar.

Desde ese día, Chloe no dejó de cantar y hablar, y su amistad con Luna se volvió aún más fuerte. Juntas, recorrían el bosque cantando y alegrando a todos los seres mágicos que habitaban en él.

Chloe nunca olvidó la lección de su amiga Luna: que con amor y paciencia, todo es posible.

FIN.

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