Cielo, Estrellas y el Reencuentro Inesperado



En un pequeño pueblo llamado Luminar, donde las noches eran mágicas y las estrellas brillaban como nunca, vivía una pequeña niña llamada Jade. Jade tenía una gran pasión por el cielo y las estrellas. Cada noche, salía al patio de su casa con su telescopio y observaba los astros, soñando con ser una gran astrónoma algún día.

Un día, mientras observaba la luna llena, Jade escuchó un ruido extraño. Decidió investigar y se encontró en el parque que estaba al lado de su casa. Para su sorpresa, allí había un niño que no había visto antes. Se llamaba Mike y estaba construyendo un cohete con cajas de cartón.

"Hola, soy Mike, ¿quieres ayudarme a terminar mi cohete?" - preguntó él con una sonrisa.

"¡Sí! Soy Jade, y me encanta mirar las estrellas. Tal vez, algún día, podamos explorar el cielo en tu cohete" - respondió Jade entusiasmada.

Juntos, trabajaron todo el día construyendo el cohete. Mike le contó a Jade que tenía un sueño: quería llegar a la luna y ver cómo era desde cerca.

"¡Imaginate lo que veríamos!" - exclamó Mike. "¿Crees que hay algún extraterrestre?"

"Tal vez, pero lo más lindo sería ver todas las estrellas desde allá arriba" - contestó Jade, en un susurro.

Días pasaron y su amistad creció, pero un día, Mike decidió mudarse a otra ciudad. Jade estaba triste, sentía que había perdido a un gran amigo y compañero.

"No te olvides de mí, Jade" - le dijo Mike mientras empacaba sus cosas. "Prometeme que seguirás mirando las estrellas y que algún día, podremos verlas juntos desde la luna".

"Te lo prometo" - respondió Jade con lágrimas en los ojos. "Siempre miraré al cielo pensando en ti".

Con el corazón apesadumbrado, Jade continuó su vida, pero siempre recordando a su amigo. Cada noche, subía a su terraza y miraba al cielo, creyendo que de alguna manera, Mike estaba mirándola desde donde estuviera.

Un año más tarde, mientras Jade observaba las estrellas, notó algo brillante que se acercaba. Se dio cuenta de que había un gran festival de astronomía en su pueblo y decidió asistir. Al llegar, la emoción invadió su corazón, y se puso a hablar con otras personas que compartían su pasión.

De repente, escuchó una voz conocida entre la multitud:

"¡Jade!" - la llamaron. Al darse vuelta, era Mike, que había regresado al pueblo.

"Mike, ¡no puedo creerlo!" - gritó Jade, y corrió hacia él.

"¡He vuelto! Y he traído conmigo algo especial" - dijo Mike, mostrando un pequeño telescopio. "Quiero que lo usemos juntos como cuando éramos niños".

Jade se emocionó tanto que no podía dejar de sonreír. Pasaron la noche observando las estrellas, recordando viejos tiempos y soñando con que algún día, juntos, irían a la luna.

"Ahora que estamos juntos de nuevo, creo que nuestras estrellas brillan aún más" - dijo Jade.

"Sí, y nunca debemos olvidar que siempre habrá un lugar para nuestros sueños" - añadió Mike, mirando hacia la luna.

Desde aquel día, Jade y Mike aprendieron que aunque a veces la vida nos separa, siempre hay una oportunidad para reencontrarse. Y que, sin importar la distancia, los sueños compartidos siempre iluminan el camino.

Así, bajo un manto de estrellas, Jade y Mike prometieron seguir persiguiendo sus sueños juntos, inspirándose mutuamente a siempre mirar hacia el cielo, donde todo es posible.

FIN.

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