Cilla y el dulce encantado
Había una vez una niña llamada Cilla que vivía en un pequeño pueblo. Cilla era muy creativa y siempre estaba buscando nuevas aventuras. Un día, mientras jugaba en su habitación, encontró un caramelo mágico debajo de su cama.
- ¡Oh, qué descubrimiento tan emocionante! - exclamó Cilla. Sin pensarlo dos veces, decidió llevar el caramelo a la cocina y ponerlo sobre la mesa.
Pero cuando lo hizo, algo inesperado ocurrió: ¡el caramelo se convirtió en una puerta mágica! - ¿Qué será esto? - se preguntó Cilla con asombro. Llena de curiosidad, abrió la puerta y se encontró frente a una increíble escuela llena de diversión y aprendizaje.
El director le dio la bienvenida y le dijo:- Bienvenida a la Escuela Mágica de Aventuras, donde puedes aprender todo lo que desees mientras te diviertes. Cilla no podía creerlo. Estaba encantada con esta nueva oportunidad de aprender cosas emocionantes.
Pasaron los días y ella aprendió matemáticas jugando con caramelos coloridos, ciencias explorando el jardín mágico y arte pintando murales gigantes. Un día, mientras paseaba por el patio de la escuela, vio un cartel que anunciaba un viaje al shopping para comprar helados deliciosos.
Sin dudarlo ni un segundo, Cilla se apuntó para ir al paseo. En el shopping había muchas tiendas interesantes.
Mientras recorrían las diferentes tiendas con sus compañeros de clase, Cilla vio una tienda de patines y se enamoró de un par brillante. - ¡Quiero esos patines! - exclamó Cilla emocionada. Pero no tenía suficiente dinero para comprarlos. Decidió entonces que, si quería tener esos patines, tendría que encontrar una forma de ganar dinero extra.
Cilla recordó que le encantaba maquillarse y decidió organizar un pequeño puesto en su casa para ofrecer servicios de maquillaje a sus vecinos. Con mucho entusiasmo y dedicación, comenzó a pintar caras y hacer peinados creativos. Poco a poco, el dinero empezó a llegar.
Después de mucho esfuerzo, finalmente Cilla pudo comprar los patines tan deseados. Estaba tan feliz que invitó a todos sus amigos del pueblo a una fiesta en la plaza central para celebrarlo.
Esa noche, mientras patinaban bajo las estrellas con música animada sonando en el fondo, Cilla se dio cuenta de lo importante que era perseguir sus sueños y trabajar duro para alcanzarlos.
- Nunca imaginé que un caramelo mágico me llevaría a tantas aventuras y aprendizajes - dijo Cilla emocionada -. Aprendí que cuando quieres algo con todas tus fuerzas, debes esforzarte por conseguirlo sin rendirte nunca. Todos los niños asintieron con alegría mientras disfrutaban del helado y bailaban al ritmo de la música.
Esa noche, Cilla comprendió que la vida estaba llena de oportunidades maravillosas esperando ser descubiertas por aquellos dispuestos a soñar en grande y trabajar arduamente para lograrlo.
Y así fue como nuestra pequeña protagonista aprendió que con esfuerzo y dedicación, cualquier sueño puede hacerse realidad.
FIN.